domingo, 27 de junio de 2010

Manifiesto Artistas en Resistencia SPS


De entre todas las posiciones en que hemos debido pronunciarnos ante el mundo, ante nuestro pueblo y ante nosotros mismos, ha sido el escenario de barbarie del Golpe de Estado del 2009, el que nos ha revelado con mayor nitidez en nuestras más profundas convicciones.

Porque la belleza no ha sido para nosotros esa musa de fantasía que llega a tocarnos con su varita redentora, magia que para muchos, sirve para iluminar los salones y servir de ornamento en las bodegas bancarias o en los actos cívicos donde la palmadita en los hombros pretende comprender lo que en esencia es un permanente mundo en rebelión.

El Artista en Resistencia se niega a la exclusión porque él o ella misma sobrepasa con su libertad los límites de un sistema momificado; el Artista en Resistencia se niega a ser la cifra de un presupuesto nacional cuya mayor barbarie es considerar al creador de arte una comparsa más en su carnaval efímero.

Consientes del poder liberador y formativo que tenemos entre manos y herederos de todas las fuerzas acumuladas en el espíritu sometido de nuestros hermanos y nuestras hermanas, declaramos que nuestro nombre es PUEBLO y que nuestra mayor arma es la DIGNIDAD, mezcla exacta para explotar jubilosos ante el rostro del oligarca y desdibujarle su jardín de las delicias.
Somos, la reserva ética y crítica de la sociedad, somos la piedra en el zapato de los autómatas burgueses, los incómodos, los delirantes, los habitantes de una nube de tormenta que indaga, trepida y limpia a fondo la arcaica edificación de la moral golpista, la carcomida barraca de la bestialidad militar y las corbatas sangrientas del ejecutivo empresarial; y en esto no somos diferentes a lo que siente el oprimido en su barrio, el campesino en su tierra usurpada, la mujer cosificada por el macho sutil y violento, el pueblo, ¡en fin! mortificado en masa por el hambre y sus cálculos…
No dudamos entonces, en asumirnos libres de sus moldes y burlas, los artistas y gestores culturales que reconocemos la importancia de la imaginación y la práctica en el urgente proceso por la refundación de Honduras, y por lo tanto, afilados en este proceso doloroso e históricamente necesario declaramos:
Primero:
Que nos declaramos obreros y obreras del arte, ciudadanos y ciudadanas como cualquier otra, albañiles y sembradores dispuestos y dispuestas a ofrecer nuestras armas creativas en la construcción de una patria justa, libre de golpistas y de gobiernos usurpadores a las órdenes de unos pocos privilegiados. Por tanto, nuestra consciencia y nuestro actuar solo deben obediencia al poder constituyente emanado de forma directa por el pueblo hondureño.

Segundo:
Que nuestra propuesta colectiva es contraria a los intereses de las hegemonías dominantes cuya mayor afición ha sido siempre coleccionar tanto obras como artistas con el único fin de someterlos a sus límites de consumo. Contra puestos a esta cultura de explotación y opresión nos sumamos a los intereses y aspiraciones históricas del pueblo hondureño en su gran mayoría.

Tercero:
Que buscamos construir desde la libertad y la responsabilidad revolucionaria nuevos caminos para la creación, auto-gestión y comunicación, caminos que inician en la cimentación de un pensamiento independiente entroncado en el urgente proceso de cambio social. Por tanto, en Artista en Resistencia tomamos distancia de la anestesia, acomodamiento y condiciones que los organismos gubernamentales y no gubernamentales promueven como políticamente correcto.
Cuarto:
Que definimos al arte como una herramienta combativa e inclaudicable, indispensable para el fortalecimiento de una cultura de liberación.
Quinto:
Que buscamos construir a partir de la formación, el dialogo y la dialéctica un lenguaje estético que revolucione y que sea consecuente con los códigos históricos y el imaginario del ser humano hondureño.
Sexto:
Que seguiremos privilegiando el accionar en los espacios públicos de nuestras comunidades y barrios, buscando democratizar las manifestaciones artísticas y culturales, liberándolas del encarcelamiento y banalización a la que han sido sometidas por parte de la burguesía golpista. El arte y la cultura surgen del pueblo y debe ser entregadas al pueblo, para ser resignificadas, reaprendidas y revaloradas en un ciclo de creación infinita.
Séptimo:
Que con la gran construcción anímica que el arte y la cultura ya han sabido diseñar en nuestro interior, buscamos proyectar y levantar infraestructuras y espacios de creación y producción independientes dispuestos al acceso público y la libre expresión.
Octavo:
Que consideramos, como uno de nuestros mayores retos y contribuciones, el apoyar la cimentación del pensamiento en resistencia, surgido desde las entrañas del razonamiento universal y el imaginario popular.

Noveno:
Rechazamos la idea aplastante y excluyente de que existe una identidad nacional. El pueblo hondureño es tan rico y diverso como la naturaleza de la que vive y de la que se sustenta, por tanto en Artistas en Resistencia negamos la imposición de una identidad nacional por sobre la diversidad de identidades colectivas que nutren al pensamiento en liberación.
Décimo:
Los y las Artistas en Resistencia nos declaramos hijos e hijas herederas de la lucha y pensamiento unionista de Francisco Morazán, y desde su ejemplo nuestra lucha y pensamiento trascienden el nacionalismo a ultranza promovido por el golpismo, siendo por lo tanto eminentemente latinoamericanista, solidario a las luchas y reivindicaciones socialistas de todos los pueblos sometidos y explotados por el imperialismo norteamericano.
Décimo primero:
La construcción y el fortalecimiento de nuestro ser y pensar se alimenta del diálogo y el debate interdisciplinario bajo un clima de respeto y aliento mutuo. Consideramos la diversidad creativa y estética en todas sus manifestaciones uno de nuestros valores más preciados para la consolidación de la conciencia social.
Décimo segundo:
Declaramos nuestro rechazo y ruptura total con los medios golpistas hegemónicos, por tanto apoyamos el empoderamiento de medios de comunicación libres, comunitarios y alternativos como instrumentos indispensables para hacer oír la voz de los privados y privadas de todo.
Décimo tercero:
Exhortamos a las y los artistas, a los ciudadanos y ciudadanas conscientes a hacer suyo este manifiesto y luchar por hacer realidad lo que este contiene, asegurándoles que no hubo arte significativo en la historia que no tuviera antes una revolución en nuestras concepciones, es decir, el deber inagotable de subvertir la lógica de los muertos en vida que hoy pretenden marcar nuestra vitalidad y libertad.
¡No aguantaremos nunca más la humillación, porque nuestro arte es también acción combativa irreductible!!
¡Somos artistas armados de cultura contra la barbarie!
¡Venceremos!
San Pedro Sula, 27 de junio de 21


¡Quién dijo miedo! en San Pedro Sula. Miércoles 30 a las 5:30 p.m.


sábado, 26 de junio de 2010

El más corrupto dice: "No es justo que digan que a ellos se les pijió solo para dañarlos"



Parece disfrutar -o disfruta sufrir- una intensa entrevista sobre su pasado reciente y hasta repele a sus ayudantes cuando quieren terminarla. Áspero, cortante y evasivo, asegura que Honduras fue víctima de un compló mundial en el que la prensa tuvo el rol de contar mentiras. Acusa a El Faro de sembrar confusión y a CNN de ser de izquierda. Y sobre la prensa de su país a la que acalló ("pijió") durante su semestre en el poder dice que tuvo bien ganado el castigo.

Por Ricardo Vaquerano y Carlos Martínez / Fotos: Frederick Meza
Publicado el 23 de Junio de 2010
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Cuando era presidente producto del golpe de Estado en Honduras, Roberto Micheletti terminaba cada conferencia de prensa con un grito: "¡Viva Honduras, viva Honduras, viva Honduras!" Y, cual si fueran muñecos ya programados, los de su séquito le hacían inmediato eco a la palabra "viva". Este martes, en El Salvador, la corte se la hicieron algunos empresarios, políticos del partido Arena y una organización que en los últimos 31 años se caracterizó por su retórica anticomunista y que en 1991 llegó a tildar de "traidor" al futuro presidente Armando Calderón Sol por apoyar la negociació de la paz. Algunas de estas veteranas representantes de la Cruzada Pro Paz y Trabajo vieron la luz pública con motivo de la visita de Micheletti.Micheletti fue juramentado presidente de Honduras el 28 de junio de 2009, pocas horas después de que los militares sacaran de su casa, a punta de fusil, al presidente Manuel Zelaya para desterrarlo hacia Costa Rica. La investidura se produjo en el Congreso, del que Micheletti era presidente hasta entonces. Ahí se leyó una supuesta carta de renuncia de Zelaya, quien no tardó en negar la genuinidad del documento.Durante sus seis meses de gobierno interino, Micheletti logró el cierre de al menos cinco medios de comunicación en su país, acusados de ofender la dignidad del gobernante. Asimismo, logró que toda la comunidad internacional diera la espalda a Honduras porque tanto la OEA como la Unión Europea, Estados Unidos, Latinoamérica, la ONU y prácticamente todo el mundo leyó la violenta remoción de Zelaya como un golpe a la democracia. Un año después, Micheletti dice que estuvo y está "totalmente de acuerdo" con que al presidente se le botara del poder como se hizo.Este fue el hombre que vino el martes a El Salvador a dar una charla sobre democracia. Y unos minutos antes de darla, concedió a El Faro una entrevista. Y fue en la suite presidencial del hotel Crowne Plaza donde volvió a encontrar una especie de barra que se dedicó a comentar, carcajearse, interrumpir, sugerir respuestas y, por supuesto, a corear algunas de las respuestas de Micheletti. En 15 ocasiones respondió a las preguntas con otra pregunta. Cuando ingresamos a la habitación donde nos aguardaba, nos sorprendió encontrarnos con una sala repleta. Una quincena de mujeres y hombres -algunos miembros del partido Arena, como el fundador Roberto Ávila- se entremezclaban. "¿Y va a ser con barra?", preguntamos. Y comenzó la función.

¿Se arrepiente de su rol en el golpe de Estado?
No, no me arrepiento en el rol que me manda la Constitución de la República y las leyes de mi país sobre la sustitución constitucional.
¿Por qué piensa que actuó correctamente y según las leyes de su país? Porque el artículo 239 de mi Constitución, el artículo 373, 374 y 375 definen lo que un ciudadano o lo que un grupo de ciudadanos pueden hacer en favor de la democracia de un país.

¿Eso incluye validar o legimitar el uso del ejército para sacar a un presidente del poder y desterrarlo a Costa Rica?
Yo quiero expresarle que Roberto Micheletti no tuvo absolutamente nada que ver con una disposición de la Corte Suprema de Justicia, que autorizó al ejército para que se le llamara la atención al señor Zelaya, dado que él había perdido su condición de presidente en la violación del artículo 239 de la Constitución de la República.

¿Existe una ley en Honduras que avale desterrar a un hondureño?
No, no existe, pero sí existe la protección de los ciudadanos, y nosotros creemos con mucha firmeza que para evitar un derramamiento de sangre se puede tomar una determinación. Cuando hay una orden de captura contra determinado ciudadano y se sabe que se va a provocar una violación a una acción que puede provocar muertes u otros conflictos, entonces se desiste de ello. Los militares en el momento de hacer el requiso del señor Zelaya, tomaron la determinación de ponerlo en un avión y llevarlo para Costa Rica porque consideraron que detenerlo en una de las cárceles o en uno de los batallones iba a causar más muertes. Sin embargo, ya los militares fueron juzgados por el tribunal que corresponde a una violación de esta naturaleza.

Usted legitimó esa acción, ya que de muy buen grado juramentó como presidente que sustituía.
Yo soy presidente del Congreso Nacional en ese momento. La Constitución de la República de Honduras dice que a falta del presidente de la República sustituye el vicepresidente. En caso de no existir el vicepresidente, asume las funciones el presidente del Congreso. Al no estar el presidente del Congreso, asume la responsabilidad el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Yo llego al cargo precisamente porque no hay vicepresidente en ese momento.

Y obviamente tampoco había presidente.
No.

Es bonito llegar a presidente cuando uno mismo ha participado en la construcción de ese escenario en el que falten el vicepresidente y el presidente...

¿Y usted cómo me puede acusar a mí por una cosa de esas cuando yo soy presidente del Congreso Nacional, y es la Corte Suprema de Justicia y el ejército que toman esa decisión por mandato constitucional?

La Corte no mandó desterrarlo.
¿Perdón?

No mandaron desterrarlo.
Bueno, pero es una determinación que toma un grupo de personas, que ya fue acusado y sentenciado.

¿En su momento estuvo usted de acuerdo con la decisión que tomaron esos militares?
¡Totalmente de acuerdo! Porque él había violado la Constitución de la república, había cometido traición a la patria y hay actos de corrupción presentados a la Fiscalía General de la República por los actos que él había cometido.


A eso nos referíamos cuando planteábamos que usted, con sus acciones, no solo validó una actuación extralegal de los militares desterrando a un hondureño pese a que no hay ninguna disposición que lo permita, sino que también porque participó construyendo un escenario porque, "claro, soy presidente del Congreso y para llegar a ser presidente del país lo que hace falta es que no estén este ni este", y claro, uno de ellos estaba en Costa Rica.
Pero cualquier persona que llega a un cargo de esta naturaleza perfectamente pudo haber pensado "yo me voy a quedar en el poder porque es un golpe de Estado", como lo argumentan ustedes. Sin embargo, yo juré cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República y agregué en mi juramento que íbamos a ir a elecciones generales, como ya estaban dispuestas después de haber pasado una elección interna. El país tenía ya candidatos presidenciales, el país tenía ya una elección interna hecha y solo faltaba la elección general. Yo me pregunto: ¿Por qué el presidente Zelaya no contribuyó económicamente con lo que correspondía, según la ley, al Tribunal Supremo Electoral para poder hacer el proceso? ¿Por qué el presidente Zelaya le quita al Congreso Nacional lo que es constitucional de darle por adelantado el presupuesto de tres meses y el presidente no solamente no le dio el dinero adelantado de tres meses sino que le retuvo tres meses más? Esas son violaciones constitucionales.


¿Y la ley hondureña no contempla sanciones para ese tipo de violaciones constitucionales?
Desde luego que sí.

¿Destierro o derrocamiento?
No, mire, cuando usted me habla de destierro eso es cuando una persona sale huyendo de un país porque ha cometido actos políticos, pero cuando son actos de corrupción comprobados... 13 mil millones de lempiras sin presupuesto, ¿dónde está ese dinero?... en una famosa cuarta urna que lo iba a llevar a él a ser presidente vitalicio de Honduras, igual que el de Venezuela, igual que el de Ecuador, igual que el de Bolivia...

Lo que no entendemos como argumento es esto. "Soy presidente del Congreso, supongo que el presidente está cometiendo violaciones y, por lo tanto, avalo que se le lleve a Costa Rica".
No, no, no, no no... yo no soy el que comete... yo no soy el que hago eso...

La peor manera de juzgar a alguien es llevarlo a otro país. Es decir, si hay un procedimiento constitucional y legal para poder juzgar a alguien... Este domingo, por ejemplo, en El Salvador quemaron un autobús con los pasajeros dentro. Me parecería una locura que la Policía tomara a los hechores y los llevara a otro país.
Yo le pregunto: ¿qué va a pasar si a esos delincuentes se les detiene y vienen mil delincuentes más a protegerlos?

Los detengo también.
Los detiene también. ¿Y qué tal si están tan armados como para poder provocar un derrame de sangre en el país, que es lo que no queremos ninguno?

Se les aplica la ley.
¡Se les aplica la ley, simple y sencillamente! En el momento en que el señor Zelaya sale del país, primero, ya no es presidente de la República; segundo, él sale porque había violado la Constitución de la República 10 mil veces, y esa fue una determinación muy exclusiva de un grupo de ciudadanos que lo fueron a detener. ¿Por qué? Argumentan ellos que querían ver el país en paz y en tranquilidad, sin derramamiento de sangre.

¿Hasta dónde es estirable el argumento? Es decir, "Bueno, avalo que un grupo de militares hayan sacado a este señor del país, en la medida en que considero y ellos consideraron que si se quedaba ocurrirían cosas feas". ¿Y dónde queda la ley? ¿A qué hora las consideraciones de un grupo de militares son relevantes sobre qué hacer con respecto de procedimientos que sí aparecen en la ley?
Mi pregunta es: ¿Conoce usted lo que ha pasado en Honduras sobre eso? ¿Conoce usted que se llevó a los militares a los tribunales y se les juzgó? ¿Conocen eso? Entonces conózcanlo. Los tribunales llamaron a los militares que habían hecho a hacer el llamamiento al señor Zelaya y los tuvieron detenidos como corresponde.

¿Estos señores violaron la ley?
Desde luego que sí.
¿Usted no?
No, yo no violé la ley. No violé la ley y yo soy sustitución constitucional, no hay golpe de Estado. Ustedes están jóvenes, pero aquí hubieron golpes de Estado, y cuando el golpe de Estado se da, se toman los militares el poder junto con algún civil, se quita el poder judicial, se quita la Corte Suprema de Justicia, se quita el poder legislativo, y no tiene más que esperar que venga una Constituyente para poder restituir el orden legal de un país. En mi país habían proclamado ya las elecciones, ya habían candidatos, se hace el proceso, se hacen elecciones libres y transparentes, ojalá ustedes hubieran ido, se elige un nuevo presidente. ¿Por qué negarle la oportunidad a un presidente que lo eligió el pueblo con una enorme mayoría?

martes, 22 de junio de 2010

Una excelente colección fotográfica de Chris Anthony y un excelente poema de Karen Valladares

Sea caballeroso, ceda el paso.
Primero las damas.

Viene llegando la tarde

Por Karen Valladares


La tarde viene llegando,
sombría,
opaca,
media muerta.

Mi casa no tiene jardines, ni sol, ni sombra en los patios.
Ni voces en los pasillos. Me hiere profundamente la soledad de las persianas
y todo el silencio me ahoga.
Aquí soy yo, allá, en otro sitio, me convierto. No sé en qué, pero lo hago.

Aquí no vienen las palabras todos los días
o sólamente los domingos.
Aquí no hay poesía en ningún sitio. Nadie olvida la distancia y sus colores bipolares.
Aquí nada vale. Todo ha muerto. El silencio ha vuelto a posesionarse de mi boca.
He amanecido sin querer a nadie. Voy yendo despacio a cualquier parte donde mi voz reconozca tu nombre. Hay un charco de silencio afuera de la casa ¿Y qué digo entonces? ¿Qué pienso entonces?

La tarde no refleja nada.
Viene llegando la tarde: oscura, solitaria.
Viene rugiendo, como si en verdad fuese un monstruo.


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Todo ha sucedido, lo importante es la imagen. Su manera de quedarse y pervivir fuera de nosotros. Eso comenzó y terminó así. En otra vida, alguien podía escucharla. Musical y ajena. Libre sin serlo. Todo es esto: ver. ¿Entonces estaba callado? ¿Cómo es que llegué a esto? ¿Qué son esas voces? Voces interpuestas, desmedidas. Algo hay aquí. Es esto, el escenario. El aluvión de imágenes que hubieran sido vida.

Chris Anthony














lunes, 21 de junio de 2010

Cada vez más solos


JOSÉ SARAMAGO


Creo que todos nosotros debemos repensar lo que estamos haciendo. Bien está que nos divirtamos, que vayamos a la playa, a la fiesta, al fútbol, que esta vida son dos dias, y quién venga detrás que cierre la puerta. Pero si no nos decidimos a mirar el mundo gravemente, con ojos severos y evaluadores, lo más seguro es que nos quede un día solo por vivir, lo más cierto es que dejaremos la puerta abierta a un vacío infinito de muerte, oscuridad y fracaso.
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“Cada vez más solos”, de De este mundo y del otro, Editorial Ronsel, 1997, p. 186

domingo, 20 de junio de 2010

SARA ROLLA: TRAYECTORIA DE LA LÍRICA SOSIANA

Roberto Sosa, foto de Gerardo Torres


Reciéntemente, Sara Rolla nos ha entregado la segunda edición de su libro Itinerario Poético de Roberto Sosa en el que incorpora dos nuevos trabajos y una cuidadosa antología del autor.

En Honduras, Sara Rolla (de nacionalidad argentina) ha cultivado no sólo un prestigio intelectual ganado a pulso, sino nuestro más profundo afecto y admiración, por lo que la sentimos tan nuestra e hilvanada a las más sensibles fibras de nuestra vida.

TRAYECTORIA DE LA LÍRICA SOSIANA
Por Sara Rolla


Breve marco referencial

En la década de 1950 a 1960, época de gestación del mo­vimiento posvanguardista en Latinoamérica, comienza a pu­blicar su producción un grupo de autores hondureños que han sido frecuentemente asociados por lazos generacionales. Entre ellos, cabe destacar a Óscar Acosta, Pompeyo del Valle, Nel­son Merren, Antonio José Rivas, David Moya Posas y el poeta que nos ocupa.

Sosa, cuya obra, según Hernán Antonio Bermúdez, “cons­tituye dentro de la poesía hondureña de hoy el conjunto de ma­yor aliento, lucidez y rigor”1, nació en 1930 en la ciudad de Yoro. Ha publicado hasta el momento ocho poemarios, a los que haremos luego referencia. A esta producción lírica debe agregarse su labor como ensayista (Prosa Armada, 1981) y pe­riodista: dirigió por varias décadas la revista Presente, dedica­da a difundir las letras y artes de Centroamérica, y coordinó la sección cultural “El Ciempiés Cojo”, del periódico hondureño “Tiempo”.

Su formación como escritor estuvo signada, en sus comien­zos, por un autodidactismo muy coherente con su entorno. Pese al tiempo transcurrido, se reiteran en su caso las condiciones ambientales que hicieran confesar a otro gran poeta hondureño, el modernista Juan Ramón Molina: “He abrevado mis ansias de sapiencia / en toda fuente venenosa o pura….”

Las primeras lecturas de Sosa fueron, en efecto, accidenta­les y dispersas. Se nutrió de la poética modernista en las obras de Juan Ramón Molina, Rubén Darío y Amado Nervo. En su ávida exploración de librerías y bibliotecas -tan escasas aún hoy en Honduras- descubrió, según ha comentado en charlas y entrevistas, un libro que marcó rumbos en sus preferencias inte­lectuales: Hombre acabado, de Giovanni Papini. Leyó también con interés a Schopenhauer. Más adelante, se apasionó por la narrativa de Kafka y la poesía de Neruda, Vallejo, Miguel Her­nández, Antonio Machado, Brecht y Eluard.

La importancia de estas lecturas no debe desestimarse. No obstante, es necesario recalcar que, más allá del peso inevita­ble de esas fuentes, la esencia de la poesía sosiana deriva del contacto del poeta con la vida, a la que considera su “maestra mayor”2. En este sentido, Sosa ha sido permanentemente fiel a sus orígenes, y ha testimoniado en su obra el destino de aquéllos con quienes José Martí quería también echar su suer­te: “los pobres de la tierra”, es decir, el elemento mayoritario en su castigada patria, Honduras.


Itinerario poético

El primer libro de Sosa, Caligramas, publicado en 1959, es hoy en día una joya bibliográfica que muy pocos poseen. Sin embargo, uno de sus poemas, “Tegucigalpa”, ampliamente difundido en antologías, basta para juzgar la calidad de la obra. Esta composición contiene ya el decir breve, rítmico y alusivo que ha de caracterizar el estilo del autor y anuncia uno de sus temas favoritos, de larga tradición en la lírica universal: la vida desolada e inhumana de las ciudades. A continuación, transcri­bimos un fragmento:

Vivo en un paisaje
donde el tiempo no existe

y el oro es manso.
Aquí siempre se es triste sin saberlo.

Nadie conoce el mar
ni la amistad del ángel.


Sí, yo vivo aquí, o más bien muero.

Aquí donde la sombra purísima del niño
cae en el polvo de la angosta calle.
El vuelo detenido y arriba un cielo que huye.

Tegucigalpa,
Tegucigalpa,
duro nombre que fluye
dulce sólo en los labios.

Muros, de 1966, despliega tres grandes temas. El primero es la muerte, concebida no como experiencia límite, sino como una situación ante la cual el dolor personal por la pérdida de seres queridos se torna paradójicamente fecundo, ya que acerca al poeta al destino de humillación de su pueblo:

Me mareo de angustia
y te hablo de aquéllos
que no tienen ni una piedra
en qué tender los huesos,
porque, oh muerte,
¿qué inválido ignora los días de lluvia
cuando tú multiplicas
tus sillas de ruedas?
¿Qué anciano abandonado
desconoce tus hierros?
¿Qué animal perseguido
no sabe de tu trato?

(“Fábula de la muerte”, fragmento).

El segundo gran tema de Muros es la patria. Honduras es presentada como un territorio condenado a la desdicha en ese prodigio de síntesis titulado “Imágenes”, que termina con un par de versos ya proverbiales en la lírica hondureña:

Catedral del confín,
lago
y cabaña.

Fusil de miedo
y fábula
del ciervo.

Honduras,
o peñasco sin posible salida.

La patria aparece, también, como un ser despreciado por todos, inmensamente triste y eternamente engañado, apaleado y escarnecido, en los versos alegóricos de “Cruz del alba”. Sin embargo, por debajo de la angustia late la esperanza, como su­cede siempre que la realidad es enfocada con una perspectiva dialéctica. Así, si en un momento dado el peñasco pareció in­franqueable, luego se vislumbra una salida hacia la luz: “Que la Historia lo grabe y lo publique / cuando se vuelva hacia la cruz del alba”.

El héroe máximo de Centroamérica es asumido en “Mo­razán vivo”, no como el prócer del clásico panteón consagrado oficialmente, sino como una presencia viva que debe encar­narse en la juventud (“Que lo aprendan los jóvenes / y resurja el milagro / del pan y de los peces”) y que alumbra el camino de la dignificación de la patria (“Estás entre nosotros / bajo la misma noche / repartiendo la luz todos los días”).

El tercer gran tema que reconocemos en el libro es el amor. Este es impregnado por una vivencia muy intensa -casi panteís­ta- de lo natural. Se destacan, en su tratamiento, las imágenes provenientes del mundo marino:

El centro de los mares adelgazó tu forma.

Los ocasos suicidas
astillaron tus remos contra el tiempo
y su línea de reflejos atroces… Y hubo soles vencidos
para tu cabellera.


Eres la que me llama.


¿Qué tienes que me atrae
como el agua desnuda?

(“Belleza perfecta”, fragmento)

En Muros podemos detectar claras resonancias nerudianas y, esporádicamente, posibles reminiscencias de la poesía espa­ñola de la generación del 27; pero en conjunto, ya se advierte en el poemario la consolidación de un estilo propio, caracte­rizado, entre otros rasgos, por una gran concisión expresiva y por el uso frecuente de imágenes herméticas de raigambre su­rrealista.

Merecen destacarse, en este libro, dos sonetos neobarro­cos de exquisita factura: “Las voces que tú no oyes” y “Muerte de la rosa”. Este último constituye una reelaboración del mo­tivo tradicional de la rosa como símbolo de la fugacidad de la vida.

En Mar interior, de 1967, aflora una nueva vertiente te­mática: el amor paterno. Este sentimiento consigue inundar de felicidad al poeta, abriendo un paréntesis en su existencia agó­nica y solitaria, como lo testimonian estos versos: “…y cuando me iluminas / el dolor / ya no existe en mi poesía…” (“Palabras para una niña que se quedó dormida”).

Hasta las composiciones de línea más intimista permiten, en forma sutil y natural, la inclusión del plano temático que vertebra la lírica de Sosa: la preocupación social. “Juego de niños” termina así: “Y despierta / allí donde juegan iguales los niños”.

Reaparece en este poemario un motivo que, insinuado ya en “Tegucigalpa”, se tornará recurrente en la producción posterior: la oposición ámbito marino – ambiente urbano. Las imágenes marinas connotan la idea de pureza, frente a la in­humanidad y corrupción que caracterizan a la ciudad. El mar representa en general, en la poesía sosiana, el símbolo de todo lo noble y puro -así como del ideal de belleza- que anida en el alma no contaminada del poeta. “Los retornos” condensa con nitidez el contraste:

I

Fuera de mí se alza esta ciudad
de seres veloces como sierpes.

Su ojo todo lo ve
y en las noches
se cuelga su máscara confusa.

II

Mar interior, mar mío,
a partir de mi pecho
se levantan tus arcos
que siempre me conducen
a un dominio más puro
y a tu calma se entregan
mi tiempo y mis deseos.

III

Pero enfrente se yergue
la ciudad y su sombra
inolvidable como un delito,
y es menester que vuelva a su amenaza.

También la belleza de la mujer amada es un motivo impor­tante en este libro. Sus notas características son dadas, como en Muros, por asociaciones con elementos del mundo natural, en particular del ámbito que encierra, para el poeta, las resonan­cias simbólicas a que nos referimos anteriormente:

Tu escultura de ola
con los pechos abiertos sobre las dunas,
el mar desea
y a ti, dulce, se humilla.

Tu escritura de garza
el agua lee,
cuidan los arrecifes.

(“Niña de Niebla”, fragmento)

Los breves instantes de goce que proporcionan al poeta la vida amorosa y la condición paterna no logran eliminar su so­ledad esencial, otro motivo relevante en Mar interior. La dicha personal es concebida como un estado transitorio y fugitivo, en un mundo que no admite la felicidad de todos: “Estoy solo. / Estoy solo / y siento miedo / a las deshabitadas soledades.” (“Niña de niebla”); “Mas la dicha ha tenido/ su forma siempre en fuga” (“Palabras para una niña que se quedó dormida”).

Los pobres, de 1968 (Premio “Adonais” de España) reco­ge e intensifica las cualidades expresivas que el poeta ha ido conquistando y afirmando en los libros anteriores. Esta obra significa el primer acercamiento orgánico y eminentemente es­tético de un poeta hondureño al drama de la postergación y el atraso en que se halla sumido su pueblo.

El primer poema -uno de los más famosos de Sosa- lleva el título del libro y es como un manifiesto: define implícitamente la temática e ilustra la técnica que se ha de implementar en la obra. Temática esencialmente social; técnica basada, según Guillermo Díaz-Plaja, en la siguiente fórmula estilística:

“… simplicidad y profundidad. Tensión hacia lo impreciso y juego metafórico. Ninguna propensión a la retórica: estrofis­mo irregular; rima pobre.”3

Después de ese primer poema que nos acerca a los prota­gonistas y a su drama cotidiano, el poeta, con criterio deducti­vo, pasa a enfocarlos en sus destinos particulares, agrupándo­los en las diferentes categorías del amplio espectro en que se manifiestan: niños, ancianos, enfermos, mendigos, indios; en fin, las diversas clases de víctimas de una opresión secular.

El testimonio se extiende también a las principales esferas de acción del poder instituido: la educación (a cuya orientación enajenante y represiva se alude en “Los claustros”); la salud (que es sinónimo de muerte en “los hospitales / asignados a las pobres gentes” descriptos en el poema “Transparencia”); y el ámbito de la Ley (ente irreal totalmente inaccesible para los desvalidos, como lo sugiere “La casa de la justicia”).

Predomina en el libro el tono impersonal y, a veces, co­lectivo, propio de la poesía social. Sin embargo, hay también algunas piezas de tono íntimo. Y, por cierto, vale la pena que las haya: el poema más subjetivo es, sin duda, el más logrado. Se trata de “Mi padre”, elegía que el autor incluyera ya, en su forma primigenia, en Muros.

En la figura paterna encarna Sosa a todos los pobres, a to­dos los desheredados de su tierra y del mundo. El poema es de un lirismo patético y estremecedor, como se observa en estos versos:

Quien creó la existencia
calculó la medida del sepulcro.

Quien hizo la fortuna hizo la ruina.

Quien anudó los lazos del amor
dispuso las espinas.

La ternura filial brota incontenible, moviendo al poeta a esta reflexión conmovedora:

¿qué hubiera sido de mí, niño como era,
de no haber recibido
la rosa diaria
que él tejía con su hilo más tierno?

Un mundo para todos dividido, de 1971, obtuvo el Premio “Casa de las Américas”. A la calidad estilística y la hondura temática de las composiciones, se suma en esta obra una virtud nada común: la lúcida construcción del poemario, concebido como un todo cuyas partes guardan entre sí una admirable co­herencia externa e interna 4.

El libro se divide en tres partes. Se advierte en esta divi­sión una voluntaria graduación de los contenidos y del punto de vista lírico. La primera parte, centrada en el uso de la prime­ra persona gramatical, tiene un tono cercano a lo confesional. Revela el sufrimiento del poeta, sus aspiraciones, su vocación inclaudicable. Esta sección contiene dos poemas programáti­cos que condensan los principios fundamentales de la poética sosiana: “Esta luz que suscribo” y “Dibujo a pulso”. En el pri­mero declara:

…Desde la circunstancia
de mi gran compromiso, vive como es posible
esta luz que suscribo.

En el segundo especifica aún más la función de su arte:



Por eso
he decidido -dulcemente-
-mortalmente-
construir
con todas mis canciones
un puente interminable hacia la dignidad,
para que pasen,
uno por uno,
los hombres humillados de la Tierra.



En la segunda parte del libro, el “yo” se transforma en “nosotros”. Desde esta nueva perspectiva, el poeta abarca un mundo de opresión y violencia, de soledad compartida (en “El aire que nos queda” dice: “Sobre la tierra de nadie de la Histo­ria estamos solos / sin mundo…”). Ya no habla de aspiraciones individuales; éstas se funden en una voz colectiva que procla­ma su afán reivindicador:



No nos bañaremos jamás en las aguas de la injusticia,
ni cambiaremos la libertad
por los disfraces luminosos y la superficie sin fin
/de la calma
que el oro promete.
Seremos impenetrablemente claros como los
/ ídolos de la venganza.



(“El vértice más alto”, fragmento)



En la tercera parte de la obra, el punto de vista lírico se despersonaliza más aún, lo cual permite al poeta ubicarse en una óptica totalizadora. Si bien aparece la primera persona (en “Los días difíciles”), ésta no representa ya al poeta; por el con­trario, parece encarnar todo lo opuesto a sus ideales.
El libro concluye con dos poemas de corte apocalíptico: “Un anormal volumen de lluvia” y “Descripción de una ciudad en peligro”. En ellos el poeta, reasumiendo su condición ances­tral de vate, profetiza el fin de una sociedad que ha llegado a extremos increíbles de degradación.
El primero describe un diluvio universal que derrumba las estructuras sociales para sumir el mundo en la inmovilidad y el silencio. El segundo expresa la podredumbre de esas estructu­ras en el momento previo a su destrucción. El autor apela a un expediente simbólico de gran efecto: la ciudad se llena de sil­bidos ensordecedores. Logra, de este modo, producir la impre­sión de una insistente alarma que anuncia el fin de ese “mundo para todos dividido” que ha sido desnudado a través del libro:



Las cobras
han extraviado los únicos silbidos que poseían.
Las sirenas
silban
el nuevo día. Con fines inexplicables
los automóviles
trasladan
a puntos clave
inmensos sacos hinchados de silbidos.
La Prensa,
La Radio,
La T.V. y los Altos Círculos de la Nación
silban singularmente en circuito cerrado.
Los artistas, víctimas del lujo, a solas silban la poesía.
………………………………………………………………

Con acento extranjero, tras gruesos lentes ahumados,
la policía
saca sombras chinas y desafinados silbidos de los huesos
de las víctimas elegidas. Las sábanas silban
/en los alambres
y la libertad silba en las ametralladoras, mientras,
reclinada en su lecho de rosas, la sífilis, con aire digno,
silba su monótona y dulzona y antigua canción.


(“Descripción de una ciudad en peligro”, fragmento)

Secreto Militar, de 1985, continúa la línea testimonial y crítica de los dos libros anteriores y, en cierto modo, la inten­sifica, al particularizar la denuncia. Urgido por la indignación, el poeta afina su puntería y señala directamente, “con índice de oprobio”, a los responsables de la injusticia. Estos no son ya abstracciones o figuraciones simbólicas, sino seres de carne y hueso -cuando no de ceniza- retratados con pelos y señales, que conforman una especie de galería del crimen cuya víctima es una sola: Latinoamérica.
En la primera parte del libro, titulada “El alimañero”, des­filan las siniestras figuras de Somoza, Pinochet, Duvalier, Tru­jillo, Stroessner y otros dictadores latinoamericanos. Metáforas inspiradas en el reino animal presiden con frecuencia los retra­tos de esta serie sombría:


El vello le ascendía en calma de los pies
a la cabeza inundándole
las uñas de las extremidades y los ojillos,
impidiendo
a quienes le rodeaban y le observaban con dulzura,
descubrir que el humanoide
enfundado dentro de una velluda suavidad cerrada
era el mismo
a quien el mar estrellado de los atardeceres
/de Quisqueya
y el peso de los vinos de Francia
inflamaban
su orgullo de mono inefable.


(“Monsieur Duvalier”, fragmento)


Despierta.
Entreabre
los vidriosos
ojos
triangulares. Giran, sensuales y sin agilidad,
/sus numerosos ejes;
y apoyada
sobre su anillo predilecto suelta de golpe su
/poderío bíblico
y tritura y se traga
la eterna primavera.
Es Efraín Ríos Montt, el General, esa Boa Anaconda,
que envuelve y comprime, con pegajosa intimidad,
a Guatemala.


(“Guatemala, el país de la eterna primavera”)


La segunda parte del poemario, titulada “Campo oscuro”, toca las raíces del mal latinoamericano, presentando a sus agen­tes más conspicuos. Reagan es caracterizado como discípulo de Hitler y Margaret Thatcher aparece -como en un paralelo con Lady Macbeth- acosada por pesadillas en las que transitan “las voces y los pasos incontables de los muertos incontables” de la guerra de Las Malvinas
La tercera parte, “La casa de las piedras puntiagudas”, se centra en Honduras. El drama de esta nación se condensa en el poema más breve del libro, “Secreto militar”. Reelaboran­do una expresión de otro escritor hondureño, Rafael Heliodoro Valle (“La Historia de Honduras se puede escribir en una lágri­ma”), Sosa manifiesta todo el dolor que le ocasiona el destino de muerte que le ha cabido a su pobre patria:



La Historia de Honduras se puede escribir en un fusil,
sobre un balazo, o mejor, dentro de una gota de sangre.



En 1990 se publica la Obra Completa de Roberto Sosa, y en este volumen aparecen dos poemarios nuevos, que se edita­rán después en forma independiente: Máscara suelta, en 1994, y El llanto de las cosas, en 1995.
El Sosa íntimo, que nunca desapareció en los libros más testimoniales (Los pobres, Un mundo para todos dividido y Secreto Militar), sino que se replegó sutilmente a un segundo plano, emerge nuevamente con fuerza en los dos últimos poe­marios, dando curso a su mejor vena lírica.
En Máscara suelta resurge la temática amorosa, que abor­dara el autor en sus primeros libros. Como en Muros y Mar interior, la relación con la mujer amada constituye un nexo afirmativo del poeta con el mundo. Una vez más, los versos se inundan de imágenes marinas. Pero lo que antes se percibía como una identidad basada en vínculos primordialmente na­turales, adquiere ahora una proyección diferente, más rica en matices humanos. La amada es concebida como un ser fraterno que provee al poeta de energías para su lucha diaria, fundada en un empeño común:



Digo mar y te identifico y me pregunto
qué principio desborda el vaso que te vuelve fraterna
y de dónde procede el flujo y reflujo del agua lejanísima
que hace a tus senos subir y bajar su hermosura.
Desde mi cama puedo tocar las ramas y piedras
que labra la paciencia marina y de este modo enciendo
un rayo de sol del mundo comprendido
que ha de sobrevivirnos.


(“La fuente iluminada”, fragmento)


Ella, confieso a medio arrullo,
está hecha de fuentes luminosas y su inteligencia es dulce
como el agua primera que dio origen al mundo.
Por ella, aquí, es menos doloroso el oficio de poeta.


(“Sobre el agua”, fragmento)


El llanto de las cosas es, según Jo Anne Engelbert, un poemario “hijo de la madurez personal y literaria del poeta” y “constituye una suma de lo más esencial de su arte poético.”5
Libro esencialmente evocativo, muy autobiográfico, con­tiene una especie de balance espiritual en el que afloran los principales estímulos y afectos que han ido apuntalando la existencia del poeta. Lugar central ocupa un retrato de su ma­dre, síntesis de firmeza y dulzura, como sus propios versos:


ella,
la heredera del viento, a una vela. La que adivinaba
el pensamiento, presentía la frialdad
de las culebras
y hablaba con las rosas, ella, delicado equilibrio
entre la humana dureza y el llanto de las cosas.


(“El llanto de las cosas”, fragmento)


Sosa logra expresar el dolor sin estrépito, con sobriedad y contención. A veces, neutraliza el desborde emocional con una dosis certera de humor, a la manera de los conceptistas. Por ejemplo, cuando justifica así el cariño inveterado a su tierra, pese a todo:



…porque es un país niño,
tanto que todavía el pobre ni siquiera ha aprendido
/a llover.


(“Siempre Honduras siempre”, fragmento)


Conclusión

El recorrido que he hecho por la producción lírica de Ro­berto Sosa no agota, indudablemente, sus ricas esencias. Sólo constituye una aproximación global, a modo de reseña, que hace hincapié en las cualidades temáticas de dicha obra. Falta todavía un trabajo que apunte a desentrañar sus constantes es­tilísticas y deslindar posibles etapas.
Los estudiosos de la literatura hondureña deben asumir, con urgencia, esa labor, como parte del necesario proceso de rescate, sistematización, crítica y difusión de las letras nacio­nales. Creemos que tal empeño representa una de las diversas maneras de acercarse a esa “cruz del alba” soñada por nuestro poeta.


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Sara Rolla, de nacionalidad argentina, es profesora en Letras. Ha sido docente en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Autora del libro “Itinerario poético de Roberto Sosa” (Tegucigalpa, 2002 y 2010) y de numerosos ensayos dispersos en periódicos y revistas. Junto con Manuel de Jesús Pineda, compiló los cuentos de la antología “País de luceros” (cuentos hondureños para niñas y niños), Tegucigalpa, 2007.

Notas


1. Bermúdez, Hernán Antonio. Retahila, Tegucigalpa. Edit. UNAH, 1980, p. 17.
2. Cfr: entrevista con Roberto Sosa. Revista “Alcaraván”, No. 8. Teguci­galpa, julio de 1981, p. 31.
3. Díaz – Plaja, Guillermo- “Los Pobres de Roberto Sosa”, en: R, Sosa, Los pobres. Tegucigalpa, Edit. Guaymuras, 1983, p. 82.
4. Cfr.: Castejón, Lesly. La metáfora en “Un mundo para todos dividido”, de Roberto Sosa. Tegucigalpa, Edit. UNAH, 1992. Cfr., sobre el mismo tema: Umaña, Helen. “Un puente hacia la dignidad desde Un mundo para todos dividido”. En: Literatura hondureña contemporánea (ensa­yos). Tegucigalpa, Edit. Guaymuras, 1986.
5. Engelbert, J. Anne. “El llanto de las cosas”. En. R. Sosa, El llanto de las cosas. Tegucigalpa, Edit. Guaymuras, 1995, p.9.


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viernes, 18 de junio de 2010

¡Jamás tendremos miedo a los gorilas!


COMUNICADO


Considerando: Que la Logia de los Poetas del Grado Cero no reconoce ni reconocerá jamás a un gobierno USURPADOR, a un grupo de ladrones que por la fuerza se hicieron con el poder.


Considerando: Que la Logia de los Poetas del Grado Cero se ha declarado en contra de todas las violaciones y abusos de la DICTADURA maquillada de GOBIERNO DEMOCRATICO.


Considerando: Que desde la fatídica fecha del 28 de junio de 2009, DIA DEL GOLPE DE ESTADO, hemos sido objeto de persecusión, controles telefónicos, chequeos cibernéticos; y hemos padecido el cierre de nuestros sitios webs, hakeo de nuestras cuentas personales, vigilancia de nuestras viviendas.


Considerando: Que el Estado de Honduras y la sociedad hondureña en general se encuentra militarizada, vigilada y continuamente castigada con asesinatos, secuestros, persecuciones, amenazas de muerte y desapariciones forzadas.


POR TANTO:


Denunciamos públicamente la vigilancia, persecución y control de nuestras vidas por parte de fuerzas clandestinas vinculadas al GOLPE DE ESTADO.

Declaramos que continuamos en pie de lucha, y como nuestro pueblo jamás tendremos miedo a los gorilas.
Poetas del Grado Cero
¡Viva la Resistencia!

sábado, 12 de junio de 2010

LOS INACABADOS: EL TEDIO DE VIVIR Y LA LITERATURA



JORGE MARTÍNEZ MEJÍA

Pensó Archimboldi que la Historia, que es una puta sencilla, no tiene momentos determinantes sino que es una proliferación de instantes, de brevedades que compiten entre sí en monstruosidad.
(2666, R. Bolaño)

Aunque podría parecer del todo sospechoso que un autor dijera que escribe para no decir nada, lo cierto es que cada cosa que se dice no la dice nadie en particular, sino una época. Más en nuestro tiempo en el que confluyen el pensamiento de todas las épocas, las experiencias de todas las culturas y las voces de todos los hombres de manera tan vertiginosa. Es muy poco lo que nos puede sorprender. De este modo, mostrarse demasiado empático con determinados rasgos conocidos por la experiencia humana, no es otra cosa más que eso, una enfermiza y particular empatía, la necesidad de vivir la experiencia vivida por otros en otro tiempo. Esta situación contemporánea ya ha sido descrita con precisión tanto por Jean François Lyotard, Michel Foucault, Jean Baudrilard, Deleuze, entre otros. Es una sensación de girar en círculos cada vez más concéntricos en los que la experiencia personal es solamente un reflejo y la vida Real se torna más hueca cuando se tiene mayor conciencia de la propia existencia.


Nada compensa la existencia, todo pierde sentido. La vacuidad del ser, la sensación de vivir una existencia fútil en la que no se encuentra diferencia produce una desazón capaz de forjar mundos ficcionados, vidas alternas en las que la vida Real es sustituida por un mundo hecho al antojo de quien pueda construirlo.


Gustavo Campos nos ha entregado el 11 de junio de 2010, la novela “Los Inacabados”, un prototipo de esa necesidad del hombre de ésta época por mostrarnos el hastío, la búsqueda del ser como la misma búsqueda de la nada.


En este punto habría que señalar que la literatura contemporánea de habla hispana, al menos algunos textos literarios con los que particularmente me he identificado (El mal de montano, Paris no se acaba nunca, de Enrique Vila Matas; 2666, y Los detectives Salvajes, de Roberto Bolaño) constituyen piezas en las que el modelo es el autor de literatura. Es decir, textos en los que la vida Real del autor y la ficción literaria se funden para mostrarnos cierta obsesión enfermiza de la que no es posible escapar de no ser con la publicación de una novela.


La literatura traza los caminos para orientar la búsqueda de cierto sentido, es más, la literatura llega a constituirse en el único sentido posible, en el único contenido capaz de llenar la vacuidad de la vida. Caminos trazados por la literatura, búsqueda del sentido en las pistas de la ficción, en las huellas que dejan al azar los poetas. Realmente, a pesar de la incontable cantidad de nombres sacados de la ficción literaria o del entreverado enredijo de conexiones literarias, es evidente que no se trata de una intención erudita, sino de la búsqueda del sentido en una obra que es todas las obras…


Podría considerarse que la intención de llenar con literatura la literatura misma (Metaliteratura) es un síntoma de la actual sensación de vacuidad, o al menos una de las maneras de percepción de esa vacuidad. El temor realmente no lo produce la vida, sino el caos aparente, la necesidad de encontrar un punto de partida que produzca cierta orientación.


En Los Inacabados Gustavo campos la encuentra como un cazador solitario del espíritu del Conde Lautréamont, para transmutarse en un Lautréamont sin nombre, o lo que de alguna manera es similar, en un Lautréamont que se oculta en muchos nombres.


El modelo del Conde Lautréamont es el que establece de alguna manera una especie de canon literario de lo oscuro que construye al alter ego, al protagonista del texto. Es en esos rasgos que Gustavo Campos construye su obra. Sin embargo no se trata de un embuste, de una fanfarria de nombres para captar al lego y sorprender al lector avezado. Se trata de una invasión similar a la invasión de las personas con las que el autor convive en su mundana existencia. Lautréamont, Costafreda, Leopoldo Panero, Poe, Baudelaire, Rimbaud; todos estos poetas malditos dejan de ser individuos, figuras de la literatura, para convertirse en un solo espíritu que acecha al autor para abismarlo a lo oscuro como si se tratara de una propuesta mejor defendida que la vida.


El alter ego del autor sufre una incubación, una posesión masculina, demoníaca y maligna en donde no hay espacio para la virtud, sólo un ideal literario, una promesa, una utopía donde la memoria literaria es sólo la sombra de un texto en el que, finalmente, todos serán borrados.


En Los inacabados la ficción no es la literatura, sino la vida Real, la debilitada biografía del autor que encuentra ocasionalmente en el desenfado frenético del sexo un atisbo de cierta profundidad en la que la realidad misma del acto es cuestionado por la persistente insinuación de una voz literaria que construye las escenas de manera artificial. En el fondo se trata de una existencia miserable, incomprendida, que se niega a la inexistencia, que se esfuerza en pervivir, aunque sea brevemente, en la memoria de alguna vida por triste que sea. Este es quizás el mayor cuestionamiento de Los inacabados a nuestra humilde historia de seres desprovistos de sentido. Por eso se escuchan con extraordinaria coherencia las palabras de Lautréamont: “Y como los perros sufro la necesidad de lo infinito”.


Realmente no se trata de literatura, sino de cierta obsesión mística, del espíritu de Satanás martirizado en los hombres. Un afán de lo oscuro que no llega sino a insinuarse como posibilidad, como un derrotero cargado de franqueza, que nos muestra tal cual somos con nuestras bajezas sin ninguna posibilidad de redención. La única alternativa posible, si es que la hubiera, es un rechazo a la indigna vida mortal, para lanzarse a la búsqueda de un ideal imposible, de un sentido metaliterario, idéntico a buscar un resquicio en una novela bajo la forma de cualquier personaje para quedarse a vivir por siempre con una vida prestada, pero eterna en la literatura.

En la obra, el alter ego se burla de los huidobrianos, personajes adolescentes y deslumbrados con la literatura, pero sin verdadera conciencia del oficio, del sacrificio que implica acostarse cada noche con el íncubo, con el espíritu de Lautreamont. Campos, el alter ego, se burla de la inocencia literaria, cuestiona la imbecilidad, la irrisoria ambición del reconocimiento.


Una de las menciones más importantes de Los inacabados y que quizás aporta pistas para identificar la intención de la búsqueda, es la de Johan Gottfried von Herder, creador del movimiento Sturm und drang, en la Alemania del siglo XVIII. La búsqueda del sentido en las antiguas fuentes del romanticismo que descansa en el culto al genio literario, a la entrega total a la creación literaria, al modelo del literato que abandona la cordura misma como una intención evasiva de la arbitraria racionalidad; constituye, de alguna manera, no un retorno, sino un encuentro con la necesidad contemporánea de respuestas que sobrepasan al racionalismo. En tal sentido, por extraño que pueda parecer, Los inacabados es una obra romántica postmoderna.


El propósito, intencional o no, de reimplantar el modelo del Conde Lautréamont como figura que cruza la obra, ya sea bajo los nombres de Arp, Nant, Nut, etc… demuestra la vigencia de una de las representaciones prevanguardistas en la literatura contemporánea. No obstante, podríamos vincular esta acechanza del oscuro espíritu literario de Lautréamont sobre el autor, con la idea de las serpientes de Cortázar. En los espíritus creadores en los que más se fortalece el deseo por alcanzar la cima literaria, en la que la literatura es el todo, la puerta del acecho queda completamente abierta, entonces Lautréamont entra y construye su nicho bajo la forma de una voz oscura, la voz de un perro que ronda cerca de la ebriedad del alter ego, del inacabado, y aunque este doble la esquina, más próximo se encuentra la voz transmutada en el mismo Leopoldo María Panero con una amenaza virgen: “Te mataré cuando la luna no salga”.


Sin embargo, a pesar de la extraordinaria intención de juego, la obra pierde profundidad cuando intenta volverse ligera o donde el autor excede su ingenio irónico. Es menos falible cuando ironiza a los huidobrianos, quizás porque estos personifican lo impúber del pensamiento o el pensamiento de los inacabados. Al abordar la figura de Kafka para desacralizar la visión existencial, el intento es definitivamente fallido y no consigue sino mostrar cierta incomprensión de la misma ironía kafkiana. Esta intención burlesca se observa de manera directa en el texto Creo en él. Pero además en la utilización desenfadada de un lenguaje emocional aparentemente espontáneo, descuidado, caótico. Es una burla y una afrenta abierta a la visión racional que subyuga el pensamiento contemporáneo. Kafka o Samsa, es el émulo de un dios enfermo. Es una de las piezas más extrañas del texto porque tratándose de una ironía, no logra sino despertar cierta inquietud maligna del humor sin lograr convencernos. Es la peor parte del libro, y, a la vez, la más inquietante puesto que, mostrándonos el aterrador absurdo de nuestra existencia, el tedio de la vida, no logra transmitírnosla con el angustioso peso existencial de la figura de Kafka.

El intento, sin embargo, no deja de mostrársenos como algo siniestro, como una burla no sólo de la vida, sino de la literatura como parodia de la vida.
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miércoles, 9 de junio de 2010

SOBRE LA COMISIÓN DE LA VERDAD COMUNICADO DE JOSÉ MANUEL ZELAYA ROSALES


Estimadas compañeras y compañeros, miembros del Gobierno del Poder Ciudadano,
Pueblo Hondureño:


Como es de su conocimiento, presenté en Ecuador, un Plan de Reconciliación, que el gobierno actual se niega a escuchar, porque considero que la estrategia de los que hoy dirigen la patria de Morazán, es olvidar, pasar la página del Golpe de Estado y dejar impunes sus crímenes contra el pueblo.
Por ello, en relación a la Comisión de la Verdad organizada por el gobierno actual, a nuestras espaldas, me pronuncio de la siguiente manera:
Es mi sentir y pensar, que a través de esta Comisión de la Verdad se pretenden manipular las causas y los terribles efectos del Golpe de Estado, en un falso intento por aliviar sus consecuencias mediante el reconocimiento internacional.
Todo esto, se pretende lograr mediante la inducción de las conclusiones que finalmente presente dicha comisión.
Ante la ausencia de miembros tanto del gobierno del poder ciudadano como de la resistencia y personalidades internacionales opuestos al golpe en dicha comisión, es claro que las conclusiones a las que pretenderían llegar son:


• Hacer lucir a los golpistas como inocentes víctimas que actuaron en defensa propia, por una amenaza dirigida por su servidor mediante el proyecto de la encuesta de la cuarta urna, a pesar de que es de conocimiento público que la misma estaba amparada por la Ley de Participación Ciudadana y que al no ser vinculante, no podía ser ilegal.


• Que la propuesta de la Cuarta Urna era una pretensión mía para permanecer en el poder aunque eso es un absurdo que contraviene cualquier pensamiento lógico y de sentido común, siendo que la propuesta de la cuarta urna tenía el propósito de preguntar a la población sobre la posibilidad de ser consultados acerca de la conveniencia o no de la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente, que en caso de ser afirmativa, hubiese tenido que ser convocada por las nuevas autoridades, después de las elecciones generales de noviembre de 2009.


• Que la adhesión a la Alternativa Bolivariana para las Américas representaba una amenaza a la soberanía de nuestro país, entre otros argumentos similares, todas especulaciones sin sustento probatorio alguno.
Es seguro que no podrán negar el Golpe de Estado, ya que tanto el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, como la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, UNASUR, MERCOSUR, SICA, y todos los países del mundo lo declararon como tal e hicieron las condenas en su momento, creemos que ese tema no será problema.
Esta comisión creada y organizada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, (que no pudo sostener su posición y boicoteó cualquier posibilidad que el pueblo hondureño hubiese tenido para revertir el golpe de estado); por el Señor Porfirio Lobo (quien a través de su partido y su bancada apoyó el rompimiento constitucional); por la directiva de la OEA, aclaramos, no por la Asamblea de Cancilleres; por su conducta hasta el día de hoy, ha evidenciado claramente que su objetivo de origen es no usar la trasparencia sino más bien desconocer la enorme masa de población que conforma la oposición al golpe de estado, y por ende , ocultar la verdad.
Esta comisión surge del viciado Acuerdo Tegucigalpa- San José, el cual fue violado por el Gobierno de Facto, situación que trajo como consecuencia el aislamiento que sufre hoy nuestro país.
Esta comisión también surge del apoyo que los Estados Unidos de América dio a las espurias elecciones, que se dieron en un ambiente de represión y violaciones a los derechos humanos, sin la presencia de los observadores calificados y sin ellos haber analizado el daño que se le estaba haciendo al Pueblo Hondureño. Desde su origen y por estar conformada únicamente por personas que, aunque conocemos de su prestigio, en su mayoría se han manifestado públicamente a favor del golpe de estado, excluyendo por completo a miembros del sector opositor, que han sido víctimas de este zarpazo que se asestó a la democracia hondureña, creemos firmemente que la información podrá ser manipulada para presentar conclusiones que favorezcan los intereses del sector que la conforma, sin una sola voz que disienta, ni votos en contra o abstenciones.
Es imperativo agregar que de manera inaudita e incomprensible, en el informe que presente esta comisión, no se incluirán los casos de violaciones a los derechos humanos.
Es por estas razones que no confiamos en esta comisión. No cumple con los requisitos más elementales para garantizar transparencia e imparcialidad, componentes fundamentales para que la misma pudiese proporcionar un informe sustentado con pruebas, que relate la verdad de los hechos acaecidos antes, durante y después del golpe de estado.


Considero:


1. Que la presencia de cualquier alto funcionario del gobierno del Poder Ciudadano, atendiendo solicitud de entrevistas por parte de esta comisión es un aval para sus conclusiones; aval que será aprovechado para mencionar su comparecencia como prueba de que fueron escuchados en su defensa, con el único propósito de legitimarse y no de mostrar la verdad.
2. Que debemos ser cautos y mantener una posición sólida, firme y unánime en el sentido de que si otros miembros nacionales e internacionales opuestos al golpe no son incluidos dentro de esta Comisión de la Verdad, no avalaremos sus informes, ni sus conclusiones y no cooperaremos con la misma.
Nuestra participación en estas condiciones podría provocar aún más daños y efectos negativos que los sufridos por el golpe de estado hasta la fecha, ya que un informe falso, con nuestro aval, quedaría en la historia como “la verdad”, eximiendo de culpabilidad a quienes han participado y cometido este crimen de lesa humanidad contra el pueblo de Honduras.
En nombre del Gobierno del Poder Ciudadano que me honré en presidir hago este llamado público para que ningún funcionario colabore con esta Comisión, mientras la misma no esté conformada con las exigencias y requisitos que debe cumplir una genuina e imparcial Comisión de la Verdad.


José Manuel Zelaya Rosales


7 de junio de 2010

República Dominicana.

lunes, 7 de junio de 2010

¡QUIÉN DIJO MIEDO!: PROXIMAMENTE

Vivir en el error: Diario Tiempo

Lunes 7 de junio de 2010
Editorial Diario Tiempo

“Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, frase célebre de César Garizurieta, notable político mexicano que se suicidó al regresar de Honduras a su país al término de su carrera diplomática, ha sido y es perfectamente aplicable al entorno político hondureño.

En Honduras casi nadie renuncia a los puestos públicos, a menos que bajo manga se imponga el ultimátum de la destitución. Sucede lo mismo con los cargos políticos. Los directivos de un partido jamás renuncian cuando la institución que dirigen es derrotada en las elecciones, a diferencia de lo que normalmente ocurre en las sociedades organizadas y serias.

Quizá por eso, fingiendo credulidad y sorpresa, los medios de comunicación social han destacado la reciente declaración pública del presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Jorge Rivera Avilés, de que prefiere renunciar “a ceder ante las presiones políticas y económicas, nacionales e internacionales”.Lo ha dicho así el presidente de la CSJ, en pose de patricio, aunque todos sabemos que esta clase de declaraciones son, como se dice, para la exportación, pues su propósito es sorprender a la opinión pública y alimentar la manipulación mediática con falsas imágenes, tan del gusto de la propaganda “institucional” catracha.

De lo que se trata, en este caso, es de distraer la opinión pública ante el hecho de que el Poder Judicial en Honduras está en la mayor crisis institucional de su historia por su participación en la ruptura del orden constitucional del 28 de junio/09, que se inició mediante una orden judicial ilegal de captura contra el presidente de la República a ser realizada, también ilegalmente, por las Fuerzas Armadas.

Asimismo, porque para revestir de impunidad a los militares que conspiraron y cumplimentaron el allanamiento de la residencia presidencial, la captura y la expulsión del país del mandatario, el juez natural —en este caso el presidente de la Corte Suprema de Justicia— se pronunció por el sobreseimiento de los acusados, en un juicio de artificio montado para protegerlos con la amnistía decretada por el Congreso Nacional para los delitos políticos y delitos comunes conexos cometidos con el golpe de Estado.

Y, para colmo, porque la restitución de los cuatro jueces y el fiscal de derechos humanos destituidos ilegalmente por oponerse al golpe de Estado sería una acción contraproducente a la estrategia de evitar grietas en la muralla golpista, construida para acorralar al Ejecutivo y apuntalar el régimen político autoritario oligárquico que se siente amenazado por las corrientes democráticas que afloran en Honduras.

Tres situaciones, cada una de ellas suficiente para renunciar — resignándose a “vivir en el error” — antes que ceder “a las presiones políticas y económicas, nacionales e internacionales” que determinaron la supresión del Estado de Derecho, lo cual ha terminado por hundir a la nación hondureña y al país en un profundo foso de pobreza, de fractura institucional, de retroceso económico, de vergüenza a nivel mundial y sin expectativas de futuro.

jueves, 3 de junio de 2010

Dos cadáveres existenciales y dos cadáveres poéticos



En las imágenes: Jorge Martínez Mejía y Gustavo Campos
(Poemas de Jorge Martínez Mejía, fotografías de Nidia Bonilla)

Salí a morir

Todavía estás bifurcado entre escribir bonito y escribir como hombre. Si tu sillón hablara te diría la verdad, te contaría como apesta tu trasero acomodado a la fama, al perrito pequinés del confort. Todavía tus demonios son desnutridas bestias violinistas, sin conocimiento del mundo. Soñadoras y curiosas damas ambulan como deidades en tus libros, y no podés dar un paso sin arreglarte el cuello, sin verte al espejo y pensar en tu caso. Has visto los atardeceres claros, pero no has sentido el eclipse, la caída de la noche en su verdad oscura, el holgorio pueril; la trabada parlantería de la imbecilidad. Sin embargo, podés salir a buscarte, al encuentro de tus viejos experimentos perdidos. Nadie te ordena quedarte clavado a la apariencia que has ido dibujándote, nadie tiene un plano del dique con el que has tropezado.

Salí a morir, violinista, maldito guardia de las lunas muertas.


A mis espaldas la ciudad dormida


Del cardumen el ornato fecundo, tal como he soñado. Las tristes palabras con las que me quedaba a solas. Siempre por la mañana. Preparaba mi café, una taza con dos cucharaditas de azúcar viendo de reojo el fregadero como un cementerio de palabras mudas. Cáscaras de huevo, frijoles, desperdicios de huesos, cuchillos, pocillos con agua, y otras muchas cosas no del todo calladas. Luego rebuscaba en los andamios de mi propia memoria, más atolondrado que visionario. Me quedaba en completo silencio esperando la frase con la que arrancaría este escrito y escuchaba palabras absolutamente anquilosadas. Ignoti bonum, ignoti bonum, me retumbaba en la cabeza, pensando en el juego muerto de la inspiración. Lastimero recurso me decía. Y vagamente pasaban por mi cabeza embebida en cafeína las réplicas obscenas y las burlas que siempre dirigía a mis amigos, ya para entonces menos. A mis espaldas la ciudad dormida y enredada en infinitos hilos de alambre, anudados al inútil perro que ladraba encerrado, quizás menos estúpido que yo ladrando en silencio.

Un concierto para conservar nuestro afán por liberarnos de todo imperio: ERIC-SJ TIENE 30 AÑOS