LA NOVELA DE LOS PGC. INTRO CAP. I.



En los últimos años se ha abierto una enorme fisura en el aparato ficcionador del hombre. Nada parece creíble y aparentemente la generalidad del público prefiere cualquier texto que se aleje lo más posible de la vida cotidiana. Las nuevas tecnologías de la comunicación, la invasión de la textualidad virtual, la interconexión de los seres humanos a través de simuladores de la existencia; han destruido no sólo los antiguos mitos, sino las bases mismas de la memoria colectiva. Por fin hemos llegado a ese sitio donde lo que somos se reduce a un párrafo, a un bloque de palabras que en definitiva no son más que una infinita sucesión de puntos o pixeles dispersos en el espacio. Pero que son nuestra única posibilidad de existencia


DUERME MADELEINE

Madeleine duerme. Son las dos de la madrugada y yo lavo estos pañales consumido en meditar “asuntos de literatura”, de poesía para ser exactos. Qué estupidez. Ayer publicamos la primera entrega de nuestra postnovela en la web de los Poetas del Grado Cero, y, a pesar de la afluencia importante de visitas de lectores, me he sentido curiosamente de mármol, insensible ante esta tontería antiestética y redundante de cursilerías. Hemos tenido una conversación con Maretti quien desde hace tiempo prefirió dedicarse al trabajo de asesorar doctos en materia de Metodología Política. Él ha llegado a la conclusión de que las rencillas sectarias regionalistas en Honduras, siendo una realidad, son la peor futilidad a la que puede dedicarse un pensador, y yo le he seguido con atención en este punto, dándome cuenta que mi decisión de renunciar a la literatura es el mayor atisbo de cordura que pude haber tenido. Porque no existe ninguna editorial en este país que pudiera publicar nada que valga la pena, porque cualquier trabajo literario siempre sale del sacrificio estomacal del escritor, y no vendrá nunca ni Six Barral, ni el Fondo de Cultura Económica, ni Anagrama, ni Mondadori a tomar en cuenta nada de lo que aquí se haga. Porque todo esfuerzo literario tiene que ir acompañado de un descomunal despliegue de cinismo…


Entre los amigos del Grado Cero hemos conversado sobre la posibilidad de publicar nuestra postnovela en México o España. Le preguntamos a MAE, que hace algunos tres meses viajó a México invitado por la Embajada de aquel país sobre la posibilidad de publicar nuestra novela con alguna editorial allá y nos ha respondido que lo mejor es participar en un concurso literario, tal vez uno de esos en los que es más seguro llegar a finalista. Que esa es la manera más adecuada para publicar con las grandes editoras de Europa. Maretti ha dicho de manera contundente que la producción literaria en Centroamérica no tiene muchas posibilidades de publicarse afuera si no es a través de un buen agente literario cuyos contactos impliquen una fuerza que incida en los directores de las editoras. Al final hemos concluido que lo mejor es seguir haciendo el esfuerzo de editar en nuestras casas. Cantidades de dificultades se presentan para producir un texto y darlo a conocer a los demás. A parte de estar en esta pila restregando el pupú de mi recién nacida, a quien demonios le podrían interesar esos tristes bananos abandonados a su suerte en una república de hojas muertas…mucho menos la novelita de unos olvidados escritores inéditos.


XIII

Hace ocho meses, cuando decidimos escribir esta novela, tuve una revelación extraña. Recuerdo haber leído esa tarde las Pesadillas de Darío Cálix, el poeta joven del grupo, y realmente no me parecían pesadillas, era un relato tan convincente. Darío se enfureció porque Charles Bukowski le pidió que le dejara la “jafa” del cigarro. –No seás hijueputa, Bukowski, le dijo, para qué putas sos escritor famoso, ¿para andarle pidiendo la mitad de un cigarro a un poeta olvidado? Me la bajás vos –continuó- vos y tus poemas enfermos se pueden ir a la mierda…Y se levantó. Yo pensé que se largaba de la casa, pero al contrario se detuvo delante del viejo y le sonó una feroz pescozada en la parte baja del mentón…Bukowski sólo se reía y Darío se enfureció más y le lanzó una patada, pero Bukowski la esquivó y sin dejar de reirse le dijo ¡Strike one!...Darío agarró mi teléfono celular que estaba puesto en esta mesa y se lo lanzó haciendo el ademán de un pitcher…el teléfono se estrelló en plena frente de Bukoswki que seguía riendo y babeando…

Desperté de ese sueño que hice despierto. Tomé mi celular y le marqué a Nelson. Le narré mi revelación en la que Darío peleaba con Bukowski y le dije que era una revelación. Que los Poetas del Grado Cero estaban destinados a retomar las banderas de los poetas no clasificados. Nelson no le dio ninguna importancia al asunto…Esas son pendejadas –dijo- El cabrón de Darío ama a Bukowski, esa es la realidad. La otra vez fui a visitarlo ya tarde como a las once de la noche y el maje estaba releyendo sus Poemas de Cañerías. Yo quería saber su opinión sobre el relato que estaba escribiendo para la postnovela y el maje a penas me paró bola. Dijo que el cabrón de Bukowski era un fresco al que nunca le interesó la literatura, mucho menos la poesía. Y que en aquella actitud radicaba el verdadero mensaje de su obra. Darío es un fans de Bukowski, está enculado del maje. Esas pesadillas son pajas del cabrón, son una manera de sublimar su admiración….-Ay Bukowski, te monto verga…puras culeradas de Darío. Vos creés que si Bukowski se enterara que el maje de Darío le dice - ¡Hey, vos, Bukowski, sos una basura, sos una mierda, una piltrafa andante…sos un culero de mierda, un inútil borracho, un desquiciado de mierda!...Vos creés que Bukowski se enojaría…ni verga…esas son puras pendejadas…hay que dedicarse a la literatura pero para la joda…esa es la onda.