Los Poetas del Grado Cero






 
 
(Reseña del movimiento)

En el año 2007, Jorge Martínez Mejía, poeta hondureño nacido en Las Vegas, S.B., concluía la producción de su libro Las Causas Perdidas. Se desempeñaba como gestor cultural en la Oficina Regional de Cultura de San Pedro Sula junto a los escritores Mario Gallardo y Gustavo Campos. Ahí, en esa oficina conocida como El falso Olimpo, se desataban las discusiones más ácidas y cítricas desnudando la literatura como si se tratara de una cebolla surrealista. El panorama se les mostraba pálido, descosido. Autores de enorme peso eran desconocidos, olvidados junto a su obra, o se erigían falaces monumentos, mientras la insulsa creación de algunos escritores trasnochados tomaban las ciudades por asalto, recorrían las librerías y los espacios en la más absoluta impunidad, ante la mirada sosa de un auditorio inexperto y frágil. Bastará decir que Las Causas Perdidas es un libro cargado de esa sensación de orfandad y desolación, una pincelada de las discusiones cruzadas que se llevaban a cabo en esa relegada oficina de cultura. Uno de los textos capitales de Las Causas Perdidas es El Manifiesto de los Poetas del Grado Cero, que ahí mismo suscriben y enriquecen Gustavo Campos, Mario Gallardo y Jorge Martínez Mejía. Posteriormente lo suscribirán los jóvenes poetas Nelson Ordóñez, Darío Cálix, y Karen Valladares el 6 de enero del año 2008. El nacimiento de Los Poetas del Grado Cero puede considerarse el acto normal de un sujeto crítico que rechaza no sólo la expresión pueril en la literatura, sino la prostitución del oficio, la nadería de la pose, las ínfulas sin esencia, la carencia de vitalidad. Se podría decir que la aspiración de los Poetas del Grado Cero es decir de la propia vida lo que se tiene que decir. Llegar a la palabra sin la decoración metafórica, sin pretender mostrar otra cosa que no sea la vida, sin patetismos y sin la escandalosa ridiculez de la parafernalia mítica de la poesía.

El 14 de diciembre de 2007 se lee por primera vez en público el Primer Manifiesto de Los poetas del Grado Cero, en la ciudad de Trinidad Santa Bárbara, en el marco del Tercer Peregrinaje de Escritores. Se distribuye el manifiesto a los asistentes.

El 14 de marzo de 2008, los Poetas del Grado Cero resuelven realizar una ceremonia simbólica de asesinar la poesía. Mario Gallardo no asiste porque tiene que estar en la presentación de una tarjeta plus de Master Card y habrá buen vino; Gustavo Campos no asiste porque está borracho en una glorieta junto a sus primos; Karen Valladares no asiste porque se encuentra en Tegucigalpa, pero sigue minuto a minuto la ceremonia vía celular. A la cita sólo llegan Jorge Martínez Mejía, Nelson Ordóñez y Darío Cálix. Ahí, en un acto sin precedentes en la literatura hondureña, incineran una boina gris que se resiste al incendio, sin embargo, sus restos chamuscados son enterrados en la falda de la cordillera de El Merendón.

El 22 de abril de 2008, Jorge Martínez lee una muestra de Las Causas Perdidas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, dedicando su lectura a los irreverentes poetas del grado cero, generando algunos comentarios por el desenfado y franqueza de sus poemas.

El 30 de abril se produce el video del I Manifiesto en el que se presentan Jorge Martínez Mejía y Gustavo Campos. El video es divulgado en la net y genera en el interior del país controvertidos comentarios.

El 3 de agosto de 2008 se publica en el blog de Los Poetas del Grado Cero el II Manifiesto: Los hijos de Caín.

El 6 de septiembre de 2008, Karen Valladares, Nelson Ordóñez, Darío Cálix, Bessy Nada y Jorge Martínez inician una gira literaria por Nicaragua, la que se ve frustrada porque Bessy no lleva sus documentos personales y Nelson no lleva los documentos del vehículo.

El 8 de octubre de 2008 se recibe la carta de renuncia del poeta Gustavo Campos. La Logia de los Poetas del Grado Cero se reúne y contesta el 14 de noviembre dejando su silla vacante hasta segunda orden.

El 6 de enero de 2009 se produce un enlace vía internet con los sobrevivientes de los Infrarealistas de México y se establece un vínculo directo con los poetas del movimiento La Era del vacío.

Durante los hechos políticos suscitados el 28 de junio de 2009, los Poetas del Grado Cero denuncian desde todas sus posiciones las atrocidades del golpe de estado, reportan diariamente los acontecimientos mientras acompañan las marchas como Artistas en Resistencia.

El 14 de diciembre de 2009, en el marco del Paseo Real de las chimeneas gigantes, en la ciudad de Trinidad, Santa Bárbara, en una lectura pública que es televisada, los Poetas del Grado Cero declaran al presidente depuesto Manuel Zelaya Rosales, Primer Héroe Nacional vivo y le envían directamente el poema “El mar de nuestros días”.

Es necesario decir que el Movimiento Literario Poetas del Grado Cero ha sido percibido muchas veces como un acto de inconsciente adolescencia por parte de adversarios propensos a cierta quietud acomodada que se ve afectada por la fuerza y crudeza del discurso sacrílego de los Poetas del Grado Cero, quienes procuran desmontar los códigos tradicionales de la poesía. El discurso de Los Poetas del Grado Cero se coloca en medio del discurso de la literatura para producir una explosión que deje en carne viva un lenguaje básico, sostenido en la experiencia de superar a la literatura misma y su metarelato de jirafas.

De ahí que el blog de los Poetas del Grado Cero (www.poetasdelgradocero.blogspot.com) sea una de las revistas y bitácoras más notables de la literatura hondureña porque encarna una visión de clara independencia de los clichés acostumbrados.

Desestabilizar la literatura, sus códigos, con los mismos códigos de la literatura. Hay allí una filosofía una actitud, un modo de desconfianza de todo lo que apeste a belleza, es decir, a exceso de melindres y cuidados intensivos del acto estético.

Los Poetas del Grado Cero permanecen fieles a la intención irreverente, de ruptura de los más anquilosados cánones literarios, esa es su raíz: la independencia intelectual, la libertad pura, la franqueza, la honestidad literaria, el gusto por el ejercicio del criterio, la lucidez para ver la realidad desde el enfoque de su destrucción para montarla desde sus cenizas. Este es el estatuto de los Poetas del Grado Cero en Honduras y Centro América.