viernes, 18 de septiembre de 2015

Una madre sufre hoy por su hijo: Rigoberto Andrés









Una madre sufre hoy por su hijo


Rigoberto Andrés:



Hijo, es de madrugada, el insomnio y el dolor no me permiten descansar. Pienso en todo lo que soñé para ti. Vivir en una país que impulsara tu talento, tu creatividad. Vivir en un mundo que comprendiera tu sensibilidad en toda su dimensión. 


Diseñé para ti un entorno de amor y respeto. Recuerdo cómo tu padre y yo esperamos tu nacimiento, tan deseado. Cuando naciste, 15 de mayo de 1987, viniste al mundo con los ojos muy abiertos y con expresión de asombro. 


Te rodeaban todos los poetas amigos de Rigoberto, mi madre, mis tías. Y mi inolvidable amiga Iris, que más tarde sería tu madrina. Desde el primer día de tu amada vida, Rigoberto y yo forjamos tu espíritu como los orfebres tratan la filigrana, pusimos en tus manos las mejores obras de la literatura. 

Y tú, ay, siempre fuiste más sensible que todas/os y abrevaste en ellas la sapiencia y la sabiduría que te han caracterizado. 



Tú has hecho la lectura más incisiva y profunda de los acontecimientos de tu entorno. Has visto más allá de lo que otros no ven. Hoy lloro por tu cautiverio. 


Y me duelen las entrañas y el alma. Sé, que de no vivir en un país como el nuestro, tú no estarías en la situación en la que te encuentras. 


Conozco tu pensamiento y tu desolación por vivir en una sociedad en la que la mayoría sufre la inequidad social. 


Sé que la desigualdad y la injusticia te golpean en lo más hondo. Rigoberto Andrés, la frase de Heliodoro Valle, la historia de Honduras puede escribirse en una lágrima, hoy la encuentro más vigente que nunca por que sollozo y me quejo por ti y por todas las madres que han visto cercenados las esperanzas de sus hijos. 


Hijo mío, mientras viva, estaré a tu lado y lucharé para que este mundo sea mejor, más humano, para que el nuestro sea por fin un país.