martes, 24 de marzo de 2009

E.E. Cummings, poemas

Ilustración de Gustav Klimt: Rouge water


en algún lugar al que nunca he viajado,
felizmente más allá
de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:

en tu gesto más frágil hay cosas que me rodean

o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
tu mirada más fugaz me abrirá facilmente

aunque me haya cerrado como un puño,
pétalo por pétalo me abres como la Primavera abre
(tocando hábil. misteriosamente)
su primera rosa o si deseas cerrarme,
yo y
mi vida nos cerraremos muy bella,
súbitamente,

como cuando el corazón de esta flor imagina

la nieve cayendo cuidadosa por doquier

nada que hayamos de percibir en este mundo
iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad,
cuya textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
(no sé qué es lo que en ti cierra
y abre,
sólo algo en mi entiende
que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas)
nadie,
ni siquiera la lluvia,
tiene manos tan pequeñas

Porque sentir es lo primero

Porque sentir es lo primero
el que preste atención
a la sintaxis de las cosas
nunca podrá besarte por completo

ser un completo idiota
mientras es Primavera en el mundo

le parece muy bien a mi sangre, y que los besos
son un mejor destino
que la sabiduría
nena, lo juro por las flores.
No, no llores
-el mejor guiño de mi mente vale menos
que el aleteo de tus párpados que dice

que somos uno para el otro:
riéte, entonces, recostada
entre mis brazos,
porque la vida no es un párrafo. Y la muerte
me parece que no es ningún paréntesis.

..........

me gusta mi cuerpo cuando está con tu
cuerpo. Es algo tan completamente nuevo.
Los músculos mejor y los nervios más.
me gusta tu cuerpo, me gusta lo que hace,
me gustan sus modos. Me gusta sentir la columna vertebral
de tu cuerpo y sus huevos, y la
—firme—suavidad temblorosa y lo que
una y otra y otra vez
besaré, me gusta besar esto y aquello de ti,
me gusta, acariciar lentamente el vello escandalizador
de tu eléctrica piel, y qué es—esto—viene
la carne dividida... y los ojos grandes migajas de amor,
.
y quizás me gusta la emoción
de ti abajo de mí tú tan completamente nueva

Versión de Luz Fonseca


X

cuando hayas recibido tu último aplauso, y
el telón final haga desaparecer el mundo,
sumiendo en el desaliento y en un sombrío silencio
ese escenario que no volverá a conocer tu sonrisa,
y te quedes un momento mientras yo te miro
reflexiona en el triste papel que te permitirán representar;
ya veo los grandes labios encendidos, el rostro gris
y los melancólicos y silenciosos ojos de Magdalena.
Las luces han reído por última vez; afuera, la oscura
calle aguarda a aquélla cuyos pies han pisoteado
las necias almas de los hombres hasta convertirlas en polvo dorado:
se detiene en el umbral de la derrota,
su corazón se quiebra en una sonrisa -es el Deseo...

el mío también, pequeño poema pintado por dios

Traducción de José Casas