
DISTANTE
Versa, 15 Febrero 1917
Distante en una tierra distante
como a un hombre ciego
ellos me han abandonado
Versión de Rafael Díaz Borbón
Constantine P. Cavafis
Tren nocturno entrando a San Petersburgo
Un prisionero
Estoy tras de las rejas en húmeda prisión.
Mi compañero triste, criado en cautiverio,
es un águila joven que sacude sus alas
y pica en mi ventana su sangrienta ración.
Luego la arroja y mira a través de los cristales
como si tramara lo mismo que yo
y me llama con su mirada y con su grito
como diciendo: “Huyamos... echemos a volar...
Somos pájaros libres: es hora, hermano, ya.
Volemos a las cumbres, más allá de las nubes;
allá donde se ve la ribera del mar
allá donde habitamos, tan sólo el viento y yo
Alexander Pushkin
Estancias
Cuando vago por calles tumultuosas,
cuando penetro en un templo colmado
o me siento entre jóvenes dementes,
me entrego a mis ensoñaciones.
Me digo: pasarán los años,
y cuántos de todos los que estamos aquí
descenderemos bajo la bóveda eterna,
y tal vez la hora de alguien está cercana ya.
Si miro a un roble solitario,
pienso: patriarca de los bosques,
sobrevivirás mi siglo, destinado al olvido,
como sobreviviste el siglo de mis padres ya.
Si acaricio a un niño dulce,
le digo: ¡Adiós! Te cedo mi sitio.
Para mí es tiempo ya de marcharme;
para ti, de florecer.
Suelo seguir con mi pensamiento
cada día y cada año
tratando de adivinar entre ellos
la cita de mi muerte por llegar.
¿Dónde el destino me dará la muerte?
¿En la batalla, en un viaje, entre las olas?
¿O el valle de la vecindad
recibirá mis restos fríos?
Aunque sea igual para el cuerpo insensible
el lugar donde se descomponga,
cerca del ámbito querido
me gustaría descansar.
Dejad que juegue la vida joven
a la puerta del sepulcro,
y que la naturaleza indiferente
luzca su hermosura eterna.
Boris Godunov
La vela
Una vela solitaria blanquea
en las brumas azules del mar.
¿Qué va buscando en el país lejano?
¿Qué dejó atrás, en la tierra natal?
Juegan las olas, el viento solloza,
se dobla el mástil, la madera cruje.
¡Ay! Ella no busca la alegría,
ni busca la felicidad que huye.
Abajo, la corriente de zafiro;
rayos de sol dorado en lo azul.
Pero ella, rebelde, pide tormentas,
cual si en las tormentas hubiese quietud.
Mikail Lérmontov
Tengo aquí en el alma
Tengo aquí en el alma, ya vieja y gastada,
un templo sagrado en eterna clausura,
donde guardo todo lo que mi destino
me supo brindar de alegría y ventura.
Está para el mundo vedado el sendero
que lleva hacia aquel inviolado retiro,
y preferiría cortarme la lengua
antes que franquear el secreto camino.
Explícame, ¿cómo desde el primer día,
—día que tan lejos está para mí—
tan insinuante, tan clara y segura,
has podido tú penetrar hasta allí?
Atanasio Fet
(1820-1892)
En el fondo del infierno
Para Juan José Hoyos
Una señal una flecha tosca un pedazo de tabla clavada en un palo
se encuentra al borde de la carretera veredal que se anuda al riñón de la montaña
Antes indicaba el camino
Ahora —torcida— apunta al desfiladero
Yo que voy a pie que no tengo prisa
Debo acaso detenerme y enderezarla
Es asunto mío será útil a alguno
Tal vez
XXII
la casa que reduce la noche a límites
y la hace llevadera
cuando el ruido de una bestia en el sueño
o las palabras que sin sentido
despiertan con todo ese extraño temor
surgen como restos de una oscura lengua
que desvela el origen y la amenaza
el techo que cubría un fuego manso
arderá
y entonces nada habrá seguro
y será necesario de nuevo cavar
hacer
Cantiga de enamorados
O como dos que hablan después del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando
y hablan de silencio en silencio
y la voz es sosegada
después del amor
y ya sin premura
y entonces ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma
y él ve su risa rápida
y tranquila
su risa
y el temblor de sus pechos