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DÍAS COMO NINGUNO
las pestañas de mi madre roen el cielo.
detrás de su espalda, la implosión del jardín,
la hierba embebida de sol, a punto de caer el pino.
mi padre se pone su gorro de cuero,
entorna los ojos ante lo que ciega,
abre la puerta, entra en la nieve
y todos los días no regresa blanco.
desde entonces no hago poemas,
tan solo invierto nombres,
voy arando campos
para desentrenar
a los soldados de mi guerra.
DESEOSA
espanto mi ceguera
cansada de ver
el pasillo infinitodel desarraigo.
deseosa de no buscar
lo que encuentro
y aguardar
lo que se busca
para descansar
mi idea perra
de ser la correa
del tiempo.
CEREMONIA
La infancia
te hará un palacio de invierno,
sembrará tus verduras,
será tu pájaro recortado del periódico,
una castaña vista
desde la ventanilla del colectivo.
quemará la casa.
venderá tu fruto.
cortará el pájaro
adherido a la nieve.
ALETEO DEL DECIR
revolotear mi caída junto al pichón que cae.
estrellar mi rostro de pájaro contra el suelo.
no sé volar padre no sé
y respiro mal padre, tengo escamas,
intención de polilla siendo cuerpo
quemé las tripas de mi madre
para nacer con aleteo del decir sagrado,
pero denuncié lo que no fue sonoro
y caí junto al pichón
nacido en mi rostro de pájaro extranjero.
mi padre me dijo que tenía alas
y yo nadé
madre.
(de " Esteparia", Ediciones del Dock, 2010)
(Más textos de Natalia en http://ciclopaenlabocadeunmudo.blogspot.com)
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NATALIA LITVINOVA (Gomel, Bielorrusia, 1986 ) Hace 14 años vive en Argentina, escribe poesía y hace traducciones de poetas rusos. Este año publicó su ópera prima: Esteparia (Ediciones del Dock).
Es uno de esos singulares casos de extrema simpatía poética.