domingo, 28 de junio de 2009

Si no defendemos nosotros a Honduras ¿Quién lo hará?




Mientras más nos pronunciemos y seamos más los que abandonemos el silencio de este golpe que ha sufrido nuestro pueblo, más fuerte será nuestra voz, y más lejos será escuchada. Tienen que pronunciarse más líderes, más jóvenes, más mujeres, más obreros, más artistas, más intelectuales, más poetas, más promotores culturales, más locutores, más enfermeras, más médicos, más profesores, más extensionistas, más taxistas, más periodistas. Tenemos que denunciar tres veces más de lo que normalmente producimos. Contar nuestro testimonio para que no nos tome el silencio. Debemos aplicarnos más a la lectura de nuestro entorno hostilizado por los militares que nos han robado la calma y el entusiasmo; estudiar con mayor atención los gestos falsos de esa minoría que decidió caer en la trampa de la infamia. Recordar sus nombres, su rostro desfigurado por la mentira. Y nos uniremos más porque en este breve parpadeo en que soñamos con más nitidez el país que construiremos, hemos aprendido a reconocernos, y a mirar cuan fuerte es nuestra utopía. No nos derrotarán jamás. Nuestros adversarios también son nuestros hermanos y el día menos pensado estaremos en ese país que soñamos, para mostrarles la nobleza, la valentía y la entereza de nuestro pueblo. Ahora somos la resistencia pacífica, y somos muchos en cualquier parte.