domingo, 17 de marzo de 2013

Un camino digno de tu nombre: Comandante Chávez






Por Jorge Martínez Mejía





Me vas a disculpar Comandante Chávez, pero no suelo hacer poemas por encargo, ni por moda ideológica, ni porque digan que soy revolucionario. Es más, elegías sólo tengo una que escribí con lo de Moisés Landaverde, y fue que no pude contenerme. Ese es el único poema que con vergüenza he leído en los mercados. Con vos es diferente, a vos no te escribo un poema, sólo quiero contarte estas palabras inconexas, porque además, ¿Qué es eso de andar escribiendo poemas en tiempos en que a nadie le importa la poesía? a los poetas menos. Un verdadero poeta es fiel a su tiempo. Y, en este tiempo de miseria ¿Para qué poetas? A vos te fascinaba declamar ese poema del Libertador, un poema modernista, anticuado, pero se te escuchaba bien, soberbio, como si vos lo hubieras hecho. Lo declamabas desde pequeño, porque eras poeta de pueblo, de escuela rural, poeta de un viejo sueño.

A mi me fascinó tu descubrimiento. Los oligarcas nos habían convertido en microbios, en hombres desnudos y sin nombre. Y vos nos llamaste Hijos del Libertador, herederos legítimos de nuestra historia. Y te llamaron diablo de la vida, Satanás, fuerza oscura. Pero gritaste alto y quebraste el oprobio, abriste arterias nuevas y verdades. Y la brújula encontró su norte en el sur, como tenía que ser.

Ahora estás ahí, en ese lugar reservado a los prudentes, a los polares, a los superhombres que danzan en la razón de Dios.

Ya no hay miedos, ni selvas, ni entelequias. Sólo estás vos y nosotros. Con la herencia de nuestros calamitosos poemas construiremos un camino digno de tu nombre. Comandante Chávez.







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