martes, 26 de febrero de 2013

La vergüenza de vivir en Honduras



 
 


 Por Jorge Martínez Mejía

 
Cuando "los de arriba" ya no pueden, y "los de abajo" ya no quieren, estamos ante una "situación revolucionaria"
Lenin
 
 
 
En el famoso video "El Tigre Bonilla, la cara del mal en Honduras", independientemente de quién lo haya filtrado, es necesario detenerse no en el dato del 2009, relacionado con el ingreso del presidente Zelaya a través de la frontera con Nicaragua, sino en el video de la masacre de los dos jóvenes que no pudieron salvarse de semejante atrocidad. 
 
Sería una verdadera estupidez no concentrar la atención en tan importante documento que no ha sido todavía leído con la atención adecuada. En dicho documento, en el que se logra observar el modus operandi de un escuadrón de exterminio abierto, se pueden percibir no sólo el hecho de la emboscada, la fuga oportuna de tres de los cinco jóvenes, sino un mecanismo orientado a una finalidad que vale la pena desentrañar.
 
Si existe un objetivo en este operativo de exterminio, quizás no se encuentra en la satisfacción de una morbosidad absurda. Se trata de una actividad coordinada. Dos vehículos tipo camioneta de la que bajan de manera estructurada cuatro individuos de cada vehículo y realizan una acción de ejecusión express.  El primer vehículo se detiene y a toda prisa bajan de él cuatro individuos, algunos portando cierto tipo de chaleco, todos armados, detienen, encañonan, y sin preámbulo ejecutan a los dós jóvenes que no pueden más que recibir la más brutal e inesperada de las muertes. Los otros tres jóvenes que salen corriendo perciben desde su ángulo el grave peligro y huyen en veloz carrera. Los otros cuatro individuos que han bajado, también a toda prisa de la otra camioneta, les disparan lo más pronto que pueden y les persiguen unos veinte pasos, luego regresan mientras los otros cuatro montan guardia y ejecutan a los dos jóvenes que yacen indefensos.

Yo creo que se trata de un ejercicio militar de exterminio urbano, y supongo que este tipo de ejercicio se ha implementado a partir del golpe de Estado del 2009. Digamos que también podría tratarse de un ejercicio militar de una banda de entrenamiento de sicarios, pero yo prefiero pensar que se trata de un grupo paramilitar que realiza ejercicios de entrenamiento no sólo para desarrollar la destreza de disparar certeramente, sino para insensibilizar aún más al humanoide. 
 
Si estoy en lo cierto y no se trata nada más de una "escuela de sicarios" sino de un escuadrón militar urbano de eliminación selectiva, entonces, sí, realmente "los de arriba" ya no pueden gobernar", pero los de abajo todavía no se dan cuenta del todo. Si mi percepción no me engaña, este video es ´más importante que el de la "planificación, captura o asesinato de Mel".  
 
Pero sería totalmente ilusorio pretender que no se trata de una verdadera corporación de sicarios que ha construido un escenario de terror en todo el país con el propósito de insensibilizarnos respecto de la masacre continuada en que vivimos. Desde esta perspectiva, la ola de criminalidad violenta, el alto índice de asesinatos que ya supera a los 88 por cada 100 mil habitantes, es responsabilidad directa de las estructura policiales y militares.
 
Este sólo dato faculta al Soberano, al pueblo hondureño, para pedir la cabeza no sólo del Director de la Polícía, del Ministro de Seguridad, sino la del presidente Lobo, la del presidente del Legislativo, y la del presidente de la Corte Suprema.  Pero ¿Es esto una ilusión? ¿No puede existir en este país un reclamo inmediato que mande al carajo a tanto criminal empotrado en las estructuras policiales y militares? ¿Vamos a tener que esperar a una elecciones para cambiar semejante bochorno de gobierno? ¿O es que ya estamos suficientemente maduros de insensibilidad que no podemos percibir que es preferible morir armados en una guerra frontal a esperar que nos maten en cualquier calle como a perros?
 
El discurso que está detrás de estos crímenes en el que se observa un abierto y descarado desprecio por la vida, sin que las "autoridades" hagan nada, nos obliga a darnos cuenta que no pueden gobernar, y que nosotros estamos cansados de ver a nuestros hermanos hondureños caer como pollos sin que su vida ni su muerte reprsenten nada. Nos obliga a darnos cuenta que estamos en una situación revolucionaria, y que tarde o temprano esas armas serán dirigidas militarmente contra nuestro pueblo, a plena luz, porque su incapacidad de gobernar está directamente ligada a nuestra capacidad de tolerar la vergüenza en que se ha convertido vivir en Honduras.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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