domingo, 17 de febrero de 2013

¿Cómo opera el poder y la autoridad en medio del caos?


Imágenes de Diario La Prensa. Dos jóvenes fueron asesinados en medio de un importante operativo militar y policial. Los muchachos se disponían a vender elotes para sobrevivir.


Honduras sigue siendo un fascinante laboratorio no sólo para la inteligencia norteamericana y española, sino para cualquier estudioso de las ciencias políticas o sociales. 

¿Cómo opera el poder y la autoridad en medio del caos? 

Hace algunos días dos jóvenes fueron asesinados en medio de un importante operativo-campaña de prevención de violencia de las Fuerzas Armadas y la Policía, en el Sector Rivera Hernández. En la primera lectura podría decirse que se trata de una situación caótica en la que la "autoridad" desaparece por el peso de una violencia superior, es decir, de un poder superior: el crimen organizado o el crimen "común". Pero no. No hay que ceder. No se trata de incompetencia, ni  de que en el pueblo la gente se mata porque no tiene otra cosa qué hacer. No se trata de la prevalencia de una ni de la ausencia de otra. Las Fuerzas Armadas han sido eficaces para derrocar gobiernos, para asesinar y violar mujeres del pueblo sin que hayan sido, ninguno de sus miembros, llevado a juicio. Pero se muestran, junto a la Policía, incapaces de frenar la ola de criminalidad en el país. ¿por qué? 

En este punto es que se vuelve interesante la idea de laboratorio. QUIENES DIRIGEN LAS FUERZAS ARMADAS Y LA POLICÍA NACIONAL NO TIENEN NADA QUE VER CON LOS INTERESES DEL PUEBLO HONDUREÑO. El pueblo hondureño está a merced de los asesinos que se ocultan detrás del escudo de Las Fuerzas Armadas, La Policía, el ejército de la "seguridad privada"; y todas esas estructuras responden al interés político de grupos con graves intereses económicos reñidos con la idea de la República o de la SOBERANÍA POPULAR.

Desde hace años, la economía del país se ha convertido en una economía del crimen. Las Fuerzas Armadas primero, y La Policía después, han sido instrumentos para la generación de una riqueza y poder al margen de lo "previsto" en la estructura normal de la sociedad. Este poder, desde su aparente "obediencia" al poder de "LA REPÚBLICA", ha construido un poder real capaz de dominar realmente los corredores del crimen, sean cuales sean, porque la miope oligarquía hondureña jamás concedió un ápice de soberanía al pueblo, al ciudadano, y prefirió aliarse con los asesinos, en una especie de préstamo, transferencia o renta por mantener "el poder".

Pues estos GRUPOS REALES DE PODER no están dispuestos ya a seguir haciendo mandados, y no encuentran un mecanismo regular para ejercer su poder, excepto, al margen de la ley, y esta sólo es posible en mitad de la noche, o cuando el ejército y la policía parecen disfrutar sus viandas.





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