Detalle de Dispersión, de Lester Rodríguez
Por Lester Rodríguez
(Apuntes de la conferencia ofrecida por Lester Rodríguez a estudiantes de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula, auspiciada por la Editorial Grado Cero La Cartonera. San Pedro Sula, julio de 2011).
¿Qué son en esencia las nuevas formas de producción del arte que hoy en día se produce? ¿Hacia dónde apuntan los intereses de los artistas en la actualidad?
Definir las funciones del arte en la actualidad es un análisis que parte de las consideraciones de que la obra de arte: tanto en su estructura formal, como conceptual, es determinada por los diferentes procesos de desarrollo y cambio de las sociedades.
Hacia principios del siglo XX, las convulsiones políticas, económicas y sociales que derivaron de la primera y segunda guerra mundial, marcaron el modo en que los artistas concebían las formas de producción del objeto artístico, es decir, que hubo un cambio cualitativo que va de la producción manual al ensamblaje de estructuras y hacia un particular énfasis sobre las capacidades conceptuales y filosóficas de la obra de arte. En este sentido, la concepción tradicional que asociaba al arte con las representaciones subjetivas sobre belleza y su vínculo con las interpretaciones sobre lo divino, muy propios de lo que significó gran parte del arte realizado en los albores de la modernidad con el desarrollo del renacimiento han sido superados y en la actualidad se abre paso una perspectiva de un arte más cercano a las necesidades del sujeto y sus relaciones con lo social.
Antes de definir algunos aspectos sobre las nuevas interpretaciones de lo que es el arte contemporáneo de hoy, comenzaré por mencionar como ha ocurrido esta transformación de roles entre el artista como genio aislado, al artista que produce su obra a partir de las condiciones y relaciones que establece con su entorno.
A principios del siglo XX durante la etapa de entre guerras, las condiciones socio-políticas de la Europa de esta época, habían propiciado un ambiente rico en cuanto a reflexiones y la necesidad de iniciar la búsqueda de nuevos sentidos para el arte y del proyecto político basado en la emancipación de las sociedades, tal y como lo concebía la modernidad. El desgaste que significó la crisis del capitalismo posterior a 1930 y 1945 terminó por extinguir el espíritu de progreso que animaba a dicha modernidad, aunque no así en cuanto a la prevalencia de las utopías que persiste aún en la actualidad.
Este panorama, favoreció a la necesidad de encontrar nuevas formas artísticas que fueran capaces de definir las características de su tiempo.
Marcel Duchamp con Rueda de bicicleta, en su exposición en el Pasadena Art Museum,1963.
Cuando Marcel Duchamp (1887-1962) presenta en 1913 una rueda de bicicleta sobre un banco y posteriormente un urinario (1917) en el marco del Armory show, una de las subastas más prestigiosas de NY, cambia radicalmente las valoraciones que hasta ese momento se tenía sobre la obra de arte en su conjunto. El gesto de utilizar un material o un objeto extraído directamente de su entorno, sin realizar ningún proceso de manipulación artesanal, trasladaba al modo de producción del arte de un sector primario de la producción de materias primas (donde la elaboración tanto de los materiales así como la elaboración de la obra misma suponía el desarrollo de un proceso artesanal que involucra una determinada cantidad de tiempo y destrezas físicas), al sector terciario de servicios, en donde el artista ya no elabora imágenes, sino que se vale de los elementos ya producidos para integrarlos al objeto artístico y a partir de ellos construye sentidos.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, mucho del arte que se producía tanto en Europa como en EE.UU y algunos contextos aislados de A.L como Brasil, acogieron con mucho impulso los planteamientos realizados por Duchamp y la tradición dadaístas de principios del siglo XX, sin embargo, a diferencia de lo que significó el arte de moderno de la primera mitad de siglo, el cual estaba impregnado de un fuerte remanente político, determinado en muchos casos por la militancia de muchos de sus artistas, en movimientos sociales y políticos, el arte de la segunda etapa del siglo XX, estaba más preocupado por una redefinición de los nuevos lenguajes del arte y como estos podrían ser capaces de subvertir desde una perspectiva contracultural, las estructuras políticas e institucionales del arte mismo. Colectivos de artistas agrupados bajo la búsqueda de un nuevo tipo de estructura artística dieron paso a movimientos como el Arte Conceptual, el Fluxus, o la Internacional Situacionista, los cuales, bajo los planteamientos de teóricos como Guy Debord acerca de la sociedad del espectáculo, intentaron dinamitar las bases del mercado del arte y su percepción generalizada del objeto artístico como mercancía de poder y prestigio.
Muchas de las estrategias utilizadas por los artistas de esta época, consistieron en la disolución de la estructura formal del objeto y en cambio sustituirlo por textos, frases o gestos de los cuales en muchos casos sólo podrían ser recordados por un documento fotográfico o filmográfico. Otros artistas optaron por la exploración del cuerpo como soporte de la obra misma, creando de esta manera lo que conocemos como el arte del Performance, algunos de estos artistas llevaron a situaciones límites su propio cuerpo, como parte de la estructura de la obra.
Paralelo a lo anterior, quisiera mencionar que esta diversificación de procesos creativos abrió espacios a nuevas posibilidades para la investigación y la exploración de los artistas, en campos como el de la tecnología y la informática, la aparición del videoarte hacia principios de los 60´s y la revalorización de la fotografía cobraron un dinamismo que persiste hasta la actualidad. Así mismo cabe destacar que paralelo a estas nuevas formas, medios como la pintura y las artes gráficas seguían teniendo un valor considerable, en donde muchos de estos artistas también aportaron a las nuevas formas de producción de lo que consideramos hoy en día como arte contemporáneo.
El objeto artístico como generador de sentidos:
Una vez intentado explicar de manera general este proceso lógico del desarrollo del arte reciente, quisiera hacer una aproximación a lo que corresponde específicamente la definición de lo que es arte en la actualidad y los elementos que componen la obra de arte en su conjunto.
En primera instancia debemos señalar que todo arte es conceptual, puesto que corresponde a una reflexión y percepción que el artista posee sobre su entorno y sus intereses; en este sentido, independientemente del medio sobre cual el artista esté interesado producir, siempre existirán aspectos de orden conceptual e intelectual que prevalecen dentro de la estructura de la obra misma.
Bajo esta caracterización, podríamos entonces señalar que la obra de arte se compone de dos elemento primordialmente: su estructura formal o física y su estructura conceptual, dentro del campo llamado estructura conceptual encontramos que existen en funcionamiento un sistema de signos y símbolos los cuales permiten generar sentidos e interpretaciones sobre la obra misma. Es decir que las relaciones entre significante y significado, son puestas en juego al momento de aplicarlos a la estructura conceptual de la obra. Bajo estos criterios, podríamos decir entonces que la obra de arte y el arte en sí mismo, es un complejo sistema signos, símbolos, y estructuras que en conjunto conforman un lenguaje y un proceso comunicativo sobre los cuales el artista trabaja.
Sin embargo, sería un error suponer que la obra de arte o el arte en general se limita a un conjunto de elementos internos de orden conceptual, puesto que las necesidades de la sociedad contemporánea han ampliado los campos de la exploración misma de los artistas, en este sentido podemos decir que el arte en la actualidad se encarga de establecer vínculos con su entorno en donde el artista es el que genera espacios de convergencia social y posibilita la construcción de diálogos. La naturaleza del arte contemporáneo en la actualidad es precisamente su aspecto relacional con su entorno en donde el artista produce objetos de lo social y momentos de lo social.
La compleja trama de vínculos del arte con otras áreas que alimentan su discurso, generan una mezcla de elementos donde es difícil definir la naturaleza de ciertas obras. La integración de medios como el video, la imagen digital, la música, lo literario entre otros, genera un remix de formas que hacen la producción de arte un proceso abierto y poroso.
El artista en la actualidad, cumple funciones de lo que podríamos llamar post producción, en donde retoma elementos de diversos contextos para fusionarlos. El objeto artístico se orienta hacia la producción de sentidos y diálogos con la sociedad donde se produce.
Las nuevas formas de producción artística en Honduras
Si las nuevas formas de producción e interpretación del sentido del arte en la actualidad estuvieron determinadas por los fenómenos sociales, políticos y económicos ocurridos durante el siglo XX, en regiones periféricas del tercer mundo como Centro América y particularmente Honduras, la renovación y experimentación con los nuevos lenguajes por parte de los artista estuvo limitada por la precariedad del contexto donde les ha tocado producir y de igual forma por una fuerte carga de pragmatismo conservador y localista, lo que hizo difícil enlazar la producción local con la de otros artistas de la región que tenían una mirada mucho más internacional del arte.
Anibal Cruz
Pablo Zelaya Sierra, Los Arqueros
Salvo algunas excepciones de artistas dignos de mencionar como Pablo Zelaya sierra (1932) Ricardo Aguilar (1958) y Aníbal Cruz (1998), gran parte de la producción de los artistas hasta poco antes de la década de los 90´s se ha basado históricamente en el método de la representación folklórica y la narratividad figurativa abordada desde medios convencionales como la pintura y la escultura en su mayoría, este letargo a-histórico con las nuevas tendencias del arte de sus respectivas épocas, dificultaron la aparición de un abanico de nuevas posibilidades hasta por lo menos finales de la década los 80´s.
Ricardo Aguilar
El final de los procesos de posguerra en Centro América, abrieron el camino hacia los 90´s para una profundización de la crisis económica de dichos Estados con la entrada del neoliberalismo y los paquetes de ajustes estructurales, lo que ha agravado el desarrollo de las crisis durante los últimos 20 años, bajo este escenario, tanto la producción y el interés de los artistas más jóvenes de esta época se enfocó hacía el análisis de fenómenos como la migración, la marginalidad, la memoria y la identidad. Abordar estos concepto con profundad significaba la búsqueda de nuevos lenguajes que permitieran articularlos en un objeto artístico. Algunos artistas como Regina Aguilar, Armando Lara, Xenia Mejía, Arzú Quioto y Víctor López significaron una renovación de la imagen y los modos de producir arte en Honduras. Las instalaciones de Arzú Quioto y Bayardo Blandino exploraron las relaciones entre memoria histórica y los procesos de dominación continental a través del proyecto memoria fragmentada desde el centro de América, Regina Aguilar se interesó por el uso de nuevos medios como el video y la documentación para crear instalaciones basadas en las relaciones de poder y sometimiento tanto desde el género, como también en lo social, Armando Lara explora en su pintura la ruptura de los proceso de interacción y comunicación en sociedades donde las redes sociales y los nuevos software corresponden al nuevo paisaje social.
Este impulso renovador de los 90´s permitió que hacia finales de esa misma década, los artistas más jóvenes comenzaran a explorar el uso de nuevos lenguajes y medios para desarrollar sus propias propuestas, en este sentido es importante mencionar que la mayor parte de esta producción es el resultado del trabajo en colectivo de muchos de estos artistas.
La conformación de los colectivos significaba una estrategia de trabajo donde fueron fundamentales los proyectos desarrollados por los colectivos ARTERIA, La Cuartería, El Círculo y el Colectivo Lacrimógena, así mismo, lo que a su vez favoreció a diversificación de medios a utilizar para la producción por parte de estos artistas.
Si bien es cierto que hubo un impulso renovador que había predominado durante los últimos diez años, hacia finales de la década de los noventas éste se debilitaba y a su vez daba paso a las iniciativas de jóvenes artistas (quizá con más afinidades con lo regional que con lo local) en este sentido, desde mi punto de vista: la construcción de un nuevo imaginario estético a partir de la exploración de los nuevos lenguajes, no es del todo el resultado de una generación influenciando a otra, de hecho, es muy probable que éste marcado interés de investigar y crear a partir de nuevas preocupaciones esté más vinculada a una necesidad de romper con patrones convencionales sobre los cuales ha caminado el arte hondureño durante los últimos 60 años.
La producción de los artistas más representativos de los últimos 10 años ha girado en torno a preocupaciones de índole más filosófica y a su vez política.
Es el caso de Adán Vallecillo que a partir del ensamblaje de objetos industriales, produce bajo el interés de vincular los aspectos referidos a las estructuras de control social, a las contradicciones que subyacen en sociedades desiguales como la hondureña.
Finalmente, cabe mencionar que con mayor frecuencia, la integración de nuevos actores que se están involucrando en la exploración de nuevos modos de producción y que a su vez se encuentran generando vínculos entre arte y sociedad, están contribuyendo a fortalecer un panorama más amplio sobre las posibilidades de los sujetos -independientemente la orientación de su formación académica- a participar de la interacción con los procesos creativos, vitales para el desarrollo de toda sociedad.
Armando Lara
...........................................................................................
Lester Rodríguez es Maestro en artes plásticas por la Escuela Nacional de Bellas Artes de Honduras y licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán de Honduras con un Diplomado en Enseñanza para Educación Superior otorgado por la misma casa de estudios.
Su trabajo como artista lo llevó a colaborar inicialmente con el colectivo El Círculo (taller de arte contemporáneo). Y posteriormente fue parte del proyecto “Lacrimógena” colectivo de artistas visuales.
Realizó una residencia como artista en la Escuela Superior de Arte ESPIRA, León, Nicaragua, 2008-2009 y ha sido Instructor de talleres de formación de jóvenes creadores como los talleres Puntos Críticos realizados con el Centro Cultural de España en Tegucigalpa; además fue Instructor y coordinador de TACON, (Taller de Arte Contemporáneo) en colaboración la institución Mujeres en las Artes y la escuela superior de arte Espira/Espora y actualmente desarrollo módulos de formación para jóvenes estudiantes de arte.
Los temas políticos y sociales, han sido una característica del trabajo de Rodríguez, lo que lo ha llevado a trabajar en diferentes proyectos y muestras en varios países como Guatemala, El Salvador, Cuba, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Italia, España, EE.UU, Honduras, y recientemente en Colombia.
Algunos de sus proyectos más importantes han sido presentados en la Bienal de la Habana, así como en la Bienal Centroamericana en dos ocasiones y la Bienal de Honduras. En el 2007 participó en “Nostalgia del Futuro” proyecto realizado en el Instituto Valenciano de Arte Moderno en Valencia, España y en el 2006 en la muestra ME-TE-DO Memorias, Testimonianzas, Documentaciones, Centroamérica, Gallería dimarte, Firenze, Italia.
Su más reciente proyecto, “Ocupación” presentado en la galería Nueve Ochenta en Bogotá, Colombia, explora las relaciones entre arte y tecnología, aplicado a los mecanismos de poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario