Luis Manuel Pérez Boitel está ya en Tegucigolpe para recibir en METÁLICO el premio de los JUEGOS DE POE$ÍA. Un traidor de los ideales de Martí y colaborador con el blanqueado del GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS. VERGÜENZA PARA LOS CUBANOS Y NON GRATO PARA LOS CREADORES COMPROMETIDOS CON EL PUEBLO HONDUREÑO.
Por Samuel Trigueros
Finalmente estás en Honduras, Boitel, para recibir de manos asesinas los 5 mil dólares de tan desprestigiado lauro que corresponde alI Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa 2011, por tu libro “Hay quien se despide en la arena”. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y yo tenía la esperanza de que algo en tu fuero interno te redarguyera y te moviera a buscar una salida digna para la persona que es LMPB, para el poeta que parece haber en vos, para la poesía y para el país que representás. Todo perdido. Estás en Tegucigalpa para recibir las infames monedas por las que has vendido tu dignidad, mercado la palabra y ofendido tu origen terrestre.
Manuel, ¿Ya viste las paredes de Tegucigalpa cargadas de graffitis rebeldes, esa poesía a la que temen los potentados y sus lacayos? ¿Alguien te ha contado la masacre física, económica, cultural, espiritual que el pueblo hondureño sufre bajo el peso de una dictadura disfrazada de democracia? ¿Te ha indicado Rigoberto Paredes qué canales ver, qué radios escuchar, qué diarios leer para que tu descocada cabecita conozca in situ el registro de la represión nuestra de cada día, servida por policías, militares, paramilitares, funcionarios, pastores al servicio del Lobo, sancerdotes (sí, no es un gazapo, dije “san-cerdotes”) y empresarios que no se cansan de robar lo que legítimamente nos pertenece? Son esos “cuerpos de seguridad” los que estarán atentos, vigilantes, para que ningún vándalo poeta resistente se atreva a perjudicar tu numen ni tu estampa; son esos funcionarios los que te sentarán –sin faltar la escolta del jurado- en sus sillas de escarnecedores para el flashazo de la prensa, el archivo municipal y más de algún cariñoso álbum personal; son esos pastores y sancerdotes los que bendecirán tu paso por esta tierra de cuaresma; son esos empresarios los que sumaron migajas para reunir los cinco mil dólares que deducirán de sus falsos reportes financieros y con los que pondrás baldosas relucientes y una nueva cadenita para descargar tus excretas en tu baño de Villa Clara.
Yo me pregunto y te pregunto, Boitel ¿Qué sostiene tu palabra? ¿Con quiénes hace causa común? ¿Con los humillados de la tierra o con quienes reparten muerte y la barnizan de poesía? La poesía, Boitel, no es esa escalera de huesos inocentes hincada en medio de la sangre de los mártires y por la cual pretendes ascender a la alcoba de los poderosos, donde no hay más que sodomía y sombra. Para nosotros, poetas, hombres y mujeres hondureños que resistimos el embate del imperio y su barbarie, nuestra palabra no tiene precio y es nuestra máquina de guerra contra las inequidades. Así fue también para José Martí, para Roque Dalton… ¿Recordás el Festival de Poesía El turno del ofendido, donde nos encontramos y me dedicaste uno de tus libros: “Para Samuel, esta Sagrada estación,… por tu pueblo heroico”? ¿De dónde salen esas palabras tuyas? ¿Son nada más un camuflaje necesario para asistir a festivales donde se canta y se construye la libertad de los oprimidos? ¿A qué acciones legales o gestos poéticos te has unido en defensa de, por ejemplo, los cinco hermanos cubanos presos en cárceles estadounidenses? ¿Ya leíste los poemas del libro “Un lugar de retiro”, de Tony Guerrero? Seguramente no valen cinco mil dólares. Valen lo que la poesía -como la expresión más elevada de la evolución humana- expresa en términos de dignidad, de construcción de libertad más allá de los muros y los centinelas, de resistencia contra el asecho de la muerte; y para eso no hay trueque posible.
¿Qué por qué te decimos todo esto? Porque es la manera en que entendemos y creímos que entendías la poesía como oficio de vida, en contra de los asesinos y los enterradores, de quienes recibirás ese premio a la veleidad, al vacío, a la ignominia, al blanqueo de una realidad mortal patrocinada por quienes te darán esos cinco mil dólares.
Dicen que Rigoberto y otros compañeros dijeron que no había que “politizar” el premio, que “la poesía es la poesía” (sic). Desafortunadas palabras de un poeta caído en desgracia al prestarse como jurado, como empleado interino de Ricardo Álvarez. De un hombre ingenuo, bisoño como vos, Boitel, tal vez podría entenderse esa expresión, pero no de un poeta que hasta ese día demostró un compromiso ejemplar con la poesía y su contenido vital. Contra eso también renegamos, como el cuerpo que se duele ante la cercenación o engangrenamiento de uno de sus miembros. Por mucho que a vos, Boitel, y a Rigo les parezcan impertinentes nuestras expresiones de repudio por su participación en esa fantochada, consideren que todavía, in extremis, intentamos arrancarles un gesto de dignidad. Por supuesto que no haremos ninguna colecta para compensar los dineros que corresponden a su premiación y funciones como jurado, ya que esto sería emular la compra de conciencias con que Ricardo Álvarez, el régimen y sus financiadores intentan cubrir la sangre que, imborrable, corre por sus oficinas y sus manos. Debería bastar la dignidad para esa decisión.
Pero ya que estás aquí, Boitel, y parece improbable que des ese paso de desmarque de un régimen brutal que te premia, ojalá asumas, al menos, que en el momento en que recibas ese cheque te convertirás en ese alguien que “se despide en la arena” y sube a la nave de los mercenarios.
Samuel Trigueros
Tegucigolpe, 5 de abril de 2011
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