domingo, 26 de julio de 2009

Por difícil de creer que parezca, el golpe de estado es un plan orquestado con gran premeditación, con ejecución práctica de mínimos detalles



Dada la proximidad de las elecciones y del proceso de consulta popular iniciado en “NUESTRO PAÍS”, se nos hacía difícil pensar que las oligarquías latinoamericanas estuvieran ejecutando un plan ANTI ALBA. Vivíamos en un idílico proceso de transformaciones y fraternidad bolivarianas, como si las oligarquías tradicionales fueran ajenas a semejante revolución histórica en nuestro continente. La revolución bolivariana siempre fue una pesadilla para Los Estados Unidos. No pueden concebir que tengamos una patria única, libre, verdaderamente independiente y solidaria. La quieren siempre necesitada y tímida, dividida y a expensas de la opulencia que surge de nuestro sacrificio, de la explotación de nuestras patrias. La fineza del macabro silencio y secretividad con que se fue ejecutando el plan apuntan a un aparente temor de los Estados Unidos a levantar un frente trasero en sus propias barbas, pero no hay que caer en la ilusión del Imperio Benefactor, de la bondadosa ingenuidad de Los Estados Unidos, de su inocencia en relación al golpe de Estado ejecutado en Honduras. Tampoco debemos creer ilusamente, por tanto, que la solución a esta terrible problemática en la que hemos despertado, exactamente al ALBA, pueda venir de Los Estados Unidos de Norteamérica. El proceso revolucionario en América Latina se ha topado nuevamente con el temor yankee a la bestia dormida. Su cautela en la solución en este conflicto apunta a que continuemos con la patraña del imperio benefactor y moderno. Nada de eso. La solución a la crisis revolucionaria que produce la pesadilla imperialista sólo puede resolverse mediante LA SOLIDARIDAD REVOLUCIONARIA DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA LATINA, de la capacidad revolucionaria de la resistencia interna del pueblo hondureño, de su organización inmediata para contestar la escalada asesina de los golpistas y la oligarquía imperialista. Aquí habría que señalar responsablemente que nuestro pueblo (Honduras) no ha estado trabajando en la organización revolucionaria de su conducción, y que las elecciones circenses que pretenden los oligarcas y el imperio en noviembre tienen una importancia estratégica, pero toda la concentración de nuestras fuerzas deben estar contenidas en el retorno al poder del Presidente Zelaya, o lo que es lo mismo, ejercer la soberanía de su mandato.