Un editorial urgente y necesario
Por Jorge Martínez Mejía
A estas alturas el temor de la oligarquía, los grupos fácticos y los propietarios de los medios de comunicación se estará transformando en pánico. Fraguan inimaginables acciones golpistas y conspiraciones para detener el proceso de la consulta popular, por lo que debemos estar alertas y dispuestos a trabajar celosamente por garantizar la encuesta de opinión para que nuestro pueblo decida si quiere o no una Asamblea Nacional Constituyente. Nuestro pueblo ha estado inactivo en la organización de su lucha y su esperanza espontánea requiere ser fortalecida con el accionar de los líderes genuinos de su aspiración. La protección de las acciones del Presidente Manuel Zelaya Rosales, la diligencia en las tareas más humildes, la vigilancia a la provocación violenta, las acciones para romper el cerco mediático que pretenden los dueños de medios de comunicación, se convierten en este momento en actitudes estratégicas que facultan a nuestro pueblo para concretizar sus expectativas de libertad. Los factores de tendencia fascistoide que no han olvidado su experiencia de exterminio de las luchas de nuestro pueblo en décadas pasadas se encuentran en alerta, preocupados y activos, planeando acciones conspirativas según los planes de desestabilización trazados desde la casa del jardinero. El plan es silenciar a nuestro pueblo para mantener el privilegio de gobernarnos a su discreción, haciendo y deshaciendo con los recursos de la nación. El guión ya está escrito y no tienen ninguna consideración de las consecuencias políticas, ni les interesa el qué dirán, su meta es frenar al pueblo a como dé lugar. Los canales de comunicación de los grupos fácticos desinforman y se orientan a crear condiciones subjetivas para concretizar el golpe de estado en proceso contra el presidente Zelaya por lo que la tarea de información se vuelve cada vez más estratégica y trascendente.
Hay que salir al frente, combatir con la palabra y con la frente en alto por mantener vigoroso el derecho del pueblo a la libertad de opinar sobre su destino.
Por Jorge Martínez Mejía
A estas alturas el temor de la oligarquía, los grupos fácticos y los propietarios de los medios de comunicación se estará transformando en pánico. Fraguan inimaginables acciones golpistas y conspiraciones para detener el proceso de la consulta popular, por lo que debemos estar alertas y dispuestos a trabajar celosamente por garantizar la encuesta de opinión para que nuestro pueblo decida si quiere o no una Asamblea Nacional Constituyente. Nuestro pueblo ha estado inactivo en la organización de su lucha y su esperanza espontánea requiere ser fortalecida con el accionar de los líderes genuinos de su aspiración. La protección de las acciones del Presidente Manuel Zelaya Rosales, la diligencia en las tareas más humildes, la vigilancia a la provocación violenta, las acciones para romper el cerco mediático que pretenden los dueños de medios de comunicación, se convierten en este momento en actitudes estratégicas que facultan a nuestro pueblo para concretizar sus expectativas de libertad. Los factores de tendencia fascistoide que no han olvidado su experiencia de exterminio de las luchas de nuestro pueblo en décadas pasadas se encuentran en alerta, preocupados y activos, planeando acciones conspirativas según los planes de desestabilización trazados desde la casa del jardinero. El plan es silenciar a nuestro pueblo para mantener el privilegio de gobernarnos a su discreción, haciendo y deshaciendo con los recursos de la nación. El guión ya está escrito y no tienen ninguna consideración de las consecuencias políticas, ni les interesa el qué dirán, su meta es frenar al pueblo a como dé lugar. Los canales de comunicación de los grupos fácticos desinforman y se orientan a crear condiciones subjetivas para concretizar el golpe de estado en proceso contra el presidente Zelaya por lo que la tarea de información se vuelve cada vez más estratégica y trascendente.
Hay que salir al frente, combatir con la palabra y con la frente en alto por mantener vigoroso el derecho del pueblo a la libertad de opinar sobre su destino.