domingo, 26 de octubre de 2008

A un mes del aniversario de la muerte de la poesía





Libre de rémoras literarias y de cosas memorables; de la sala de recuerdos intensivos y del ritmo y de la borrachera, de mi cabeza calva, de mis viejos poemas. Sólo un recuerdo. Cuando pequeño abrí un abanico de juncos y apareció mi caballo haciendo ruido con sus patas veloces. Debí volverme antes de quedar atrapado. Son los recuerdos la peste, la boina gris, la imagen guardada en la retina. Hay que exiliarse en algún lugar antes de padecer la lógica musical, la reflexión y el afecto.