viernes, 8 de febrero de 2008

Nuevo manifiesto de la niña malcriada


Acuerpada por el planchador de belgas gordas al son del euro y autoproclamado curador de insanias seudoartísticas, la imposiblemente poética niña regañada se atrevió a defecar en la blogósfera con su acostumbrado canturreo melindroso. Y, modernista al fin, optó por clonarse en Molina asexuado para refrendar grandilocuente ars poética, manifiesto barriobajero preñado de su tradicional estulticia, visión trasnochada de capitalinos desvelos, donde el hallazgo señero es su renuncia al Nóbel y la certidumbre del Premio Nacional, cuando llegue a vieja, pedorra y acogotada. Y entre suspiros y ventosos enumera, plañidera, a su cohorte de inasibles párvulos, anteojos y orejeras, prostitutas, lesbianas y caimanes barbudos.

Pero, no te asustes tierna niña, puedes seguir considerando tu erizado agujero como el roñoso centro del mundo; ni misquitos ni limeños, ni olanchitos ni garífunas aspiran a despojarte de tu publicitada gloria, así que puedes dormir tranquila: entre la luna que te traga y el perenne cigarro del turco maloliente, tu futuro yace asegurado, como cuando le hacías los mandados al pastor del maduro rebaño. La posteridad os hará justicia, dulce zagala de atiplado acento, y el país entero (Amberes incluida) se rendirá ante la rotunda evidencia de vuestro mendicante estro.


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Poetas del Grado Cero