domingo, 10 de febrero de 2008

Acabemos con los insulsos vividores de la ignorancia


Sepan que no tengo cólera, ni odio persistente, ni llamas, ni ceniza, ni nada. Ninguna luz me ciega y estoy completamente convencido que todo esto es una perorata estéril, que quizás vuelva locos a algunos delirantes sin imagen. Pero este aburrimiento insano de repetir los mismos mitos, los secos ideales, la intención de vivir clavados en un pasado, subiendo la montaña, entrando a la iglesia de nadie donde yace sepultada la verdad. ¿No creen que a todos ustedes les falta un tornillo, un hueso cierto fracturado que les duela? Terminen con eso, acaben de verse en el espejo como víctimas sin agenda o como mesiánicos salvadores de nadie. ¿O es que acaso no se han dado cuenta que siempre le entregan las llaves a los sacerdotes y son ellos quienes los representan ante los corruptos consagrados? ¿Quién de ustedes es el revolucionario que enfrenta a esa recua de corruptos que se instala frente a los hambrientos como arquetipo del Mesías o del Ché? Ustedes pretenden vivir andando sobre las mismas pisadas de héroes fenecidos para regresar a su casa a verse en la misma soledad, en el olvido, mientras el poder puro e invisible se ríe de ustedes en sus propias caras. Rían un poco, búrlense un poco de ese poder omnímodo que los ha colocado en la condición lamentable de una impotente llanura. Pero no dejen de caminar sobre otros senderos y olvídense de los arquetipos. No hay nada nuevo. Acabemos con los insulsos vividores de la ignorancia. ¡Muerte al mito! ¡Muerte a la poesía! ¡Muerte a la belleza, vamos por las feas!

Super Cero Lógico