viernes, 18 de noviembre de 2016

De los peces gordos, el perro más flaco

Trans 4-50, monumento a la corrupción en Tegucigalpa






Por Jorge Martínez Mejía





De los peces gordos, el perro más flaco.



Aún en las barbas del poder, hay peces gordos que son, a la vez, los perros más flacos. Como cuando te acostumbrás a sacar tu revólver para disparar a los descalzos, o gritar en la fiesta para callar al mariachi que toca buen son. En fin, es cuando te da la gana de ponerle el mazo en la cabeza a cualquiera porque sos el toro, el pez gordo, el más borracho del barrio. Tenés todo el humo en la cabeza. Desafortunadamente la borrachera no dura para siempre, y cada una tiene su resaca. La mejor resaca de todas es la de la cerveza, ya sabemos, se esfuma con solo doblar la esquina de Tito Aguacate. La peor no es esa; la peor es la que te come los días y te va poniendo flaco. Entonces te suenan los campanazos y lo que te pareció bueno ayer, ahora, por arte de magia, se convirtió en el cañón de una Colt 45 en tu cabeza. Así vas dejando de ser pez gordo o torete que acaba de nacer. Y ¡saz, saz! como dice Zavaleta, te das cuenta que has metido las cuatro como un perro aguacatero. Nadie te hace caso, nadie te invita a ningún lugar y parecés pollo en gallinero ajeno. Se fue la borrachera. Ahora te encantaría remediarlo todo, pero ya es tarde. Ya no hay tiempo para recapacitar. Estás metido hasta el cuello. Y lo sabés. Sabés que cuando vengan los vergazos desde arriba, es a vos a quien van a buscar para tirarte como carroña a las aves de rapiña. Sos vos el pez gordo convertido en perro flaco. A vos te van a echar todos los clavos y no vas a saber dónde meterte. Por primera vez te llevás los dedos a la boca para tapar el tremendo cagadal en que te metiste. Ya nadie te salvará de la vergüenza. Un día vas a caminar por una calle de la ciudad a la que estafaste con el Trans 4-50, y te van a dar un botellazo, pero eso sería lo mejor. Lo peor ni lo imaginás.
















....
















No hay comentarios: