lunes, 24 de septiembre de 2012

POESÍA CENTROAMERICANA CONTEMPORÁNEA: ENTRE LA VANGUARDIA Y LA MUERTE DE LA POESÍA



MICHAEL HEIZER 






Apuntes preliminares para iniciar un estudio sobre la poesía centroamericana contemporánea.
Ponencia presentada en el XX Festival Internacional de Poesía de Rosario, Argentina 2012.




Por Karen Valladares y Jorge Martínez Mejía




En la actualidad, la explosión de una extraordinaria variedad de propuestas estilísticas y múltiples tendencias en la creación poética hace difícil una caracterización justa de la nueva poesía en Centro América. Sin embargo, el rasgo principal lo constituye, precisamente, esta variedad de estilos y tendencias que responden, tanto a influencias externas o extra nacionales como a la evolución propia de los procesos literarios de cada nación, a las experiencias de comunidades determinadas por su misma dialéctica.  En una revisión panorámica que intenta generalizar se hace difícil pretender clasificar una vastedad de vertientes y voces disimiles.

Los grandes momentos de la época revolucionaria del 60 al 90: El triunfo y debacle de la revolución sandinista, los procesos revolucionarios fallidos en El Salvador, Honduras y Guatemala, y la burbuja democrática de Costa Rica; la caída del muro de Berlín, la fractura del mundo socialista, la desbandada y falta de credibilidad de la izquierda y sus organizaciones, la importación del fenómeno de maras y pandillas y la profundización extrema de la crisis económica, social y política; produjeron una perspectiva  estropeada,  una evidente angustia existencial, la necesidad de romper con todo tipo de esquema relacionado con la vida, con la muerte o con la creación, y un sentido de orfandad resuelto esporádicamente mediante pequeñas cofradías literarias, festivales y antologías.

Del entusiasmo revolucionario de las generaciones de los 50, a la fragmentación exponencial de las generaciones posteriores en las letras de Centroamérica, nos conecta el escepticismo y el desencanto no sólo de la literatura, sino de la vida misma.

Diferentes tensiones tiran nucleando a los nuevos creadores. De un lado, la persistencia de ciertos rasgos de la vanguardia, el compromiso militante, la poesía social; y por otro, un lirismo intimista depurado, poesía irreverente, signada de una iconoclasia orientada a lo que Eduardo Milán llama “despoetización de la poesía”, una de las más evidentes aristas de las nuevas tendencias de la poesía de Centro América.

Las generaciones de los 50’s y los 80’s, han hecho confluir distintas tendencias estéticas aportando sustantivos replanteamientos y renovadoras variantes estilísticas. Sin embargo, las transformaciones vanguardistas no se desarrollaron de manera coherente o análoga, sino más bien con evidentes retrasos y  claras muestras de debilidad. A esto se debe agregar que las últimas generaciones nunca asumieron la ruptura de los paradigmas vanguardistas como una necesidad intrínseca de su creación, más bien las transformaciones estilísticas se han dado por mera inercia de una vanguardia y una pos vanguardia que fue asumida como posición oficial de la literatura de finales de siglo.

De ahí la pulsión, las tensiones entre un vanguardismo desfasado y la predominancia de una despreocupación política relacionada con las conquistas sociales; de ahí la profunda tensión entre una poesía centrada en la cotidianidad urbana y el realismo social militante; entre  la solemnidad y la desacralización, entre un verso oscuro que presume de hermético, y las formas conversacionales. Entre lo poético y lo antipoético. Esta coexistencia se multiplica en las creaciones, en las que se puede observar la predominancia de un vanguardismo obsoleto y una propuesta de poesía antiliteraria todavía marginal. Sin embargo, la voluntad de ruptura más reciente surge de ese sustrato que intenta sacudirse las formas poéticas reprochándolas como una institucionalización oficial del arcaísmo, de un lenguaje percibido como bozal o mordaza, de donde surge su deseo de romper no sólo con el canon, sino con las formas tradicionales de la poesía, con la legitimación del verso como forma estética.  De ahí comienzan a surgir los nuevos frutos de la palabra poética en Centroamérica, lo demás sigue siendo chapucería o colorete vanguardista. Sin embargo, la vanguardia en la poesía centroamericana continúa con sus banderas altas. En Nicaragua, Carlos Martínez Rivas y Ernesto Cardenal se mantienen incólumes como figuras de una poderosa vanguardia poética que continúa sirviendo de faro a las nuevas generaciones entre quienes destaca el fallecido Francisco Ruiz Udiel. En El Salvador, Roque Dalton no ha sido superado y su poética es lo más próximo a una ruptura dentro de la misma vanguardia, excepto por el incansable trabajo de Otoniel Guevara, uno de los pocos poetas que le ha tomado distancia. En Guatemala es meritorio reconocer el esfuerzo poético de Rosa Chávez, Alan Mills y Javier Payeras, que le ha permitido no sólo más oxígeno y nuevos bríos a la poesía, sino un sentido de avanzada atrevida que le distancia de los signos de la vanguardia, no en términos de compromiso, sino del interés por incorporar la multiplicidad de voces que susurran en lo urbano. En Honduras vale destacar la valentía del Movimiento Literario Poetas del Grado Cero, de los poetas Jorge Martínez Mejía, Karen Valladares y Darío Cálix, que han roto abiertamente con la gastada sublimidad poética de los setenta y su asquerosa pulcritud, y se han apostado como una insólita tribu urbana para quebrarle los dientes a la poesía. En Costa Rica la parsimonia sería insoportable de no ser por la madura osadía de poetas como Felipe Granados, Luis Chávez y Ricardo Marín, verdaderos poetas urbanos.

En esencia, aunque la vanguardia poética sigue gobernando con patente de corso a través de no pocos poetas jóvenes, la pugna contra el lirismo crítico y la gastada poesía social, la ofrece una poesía sin melindres ante la comodidad de un falso vanguardismo hecho para la complacencia pública. Irónicamente, lo mejor de esta tribu de fugitivos que conspiran dispersos contra el acartonamiento poético, conecta mediante Nicanor Parra, Efraín Huerta, Alen Ginsberg y Ezra Pound; con   Ernesto Cardenal y Roque Dalton, que buscaron la jovialidad natural, y la encontraron, treinta o cuarenta años después, en pequeñas e irreverentes escaramuzas protagonizadas por sus nietos, que conspiran contra la inútil persistencia de la poesía para llegar a la fuente, al individuo en su situación, a sí mismos en la pequeña nación de la calle o del barrio. Pero en realidad no existe ninguna pugna entre el vanguardismo sobreviviente y el lirismo antipoético, se trata de poetas que no portan estandarte ni pregonan causa alguna, sólo avanzan en su propio camino, al encuentro de su conflicto personal que consiste en verse al espejo sin el  atuendo avejentado del poeta.

De esta necesidad  de construir una fuente para la propia voz, sin tutelajes, surge la copiosa cantidad de propuestas aún en proceso de consolidación; voces admirables y valientes, genuinamente preocupadas en situarse al frente del género, hecho trizas, para cantar su épica individual, su canto a la época.

Nuevas voces poéticas de C.A.: (Guatemala) Allan Mills, Rosa Chávez, Javier Payeras; (El Salvador) Otoniel Guevara, Javier Alas, Claudia María Jovel; (Costa Rica) Luis Chávez, Alfredo Trejos, Felipe Granados, Ricardo Marín, Diego Mora; (Honduras) Jorge Martínez Mejía, Karen Valladares, Darío Cálix, Magdiel Midence, Giovanni Rodríguez, Mayra Oyuela, Fabricio Estrada, Gustavo Campos, Otoniel Natarén, Murvin Andino; (Nicaragua) Francisco Ruiz Udiel, Alejandra Sequeira, Andira Watzon, Ulises Huete, Carlos M. Castro, Douglas Tellez; entre otros.

En la actualidad, Centro América vive un momento de enfriamiento del entusiasmo vanguardista ya sin figuras mediáticas. Las nuevas generaciones de creadores muestran su inconformidad con lo canónicamente establecido, es decir con el vanguardismo, sin ánimo de transgresiones y con muy pocas cartas de cambio, a menos que se trate de la reivindicación de un yo seguro de su intimidad con la poesía a la que intenta desnudar de sus vetustos atuendos para hacerla caminar por las inhóspitas calles de una ciudad que reclama ser narrada, cantada en su inmunda actualidad violenta, irracional, sin causa y sin nobleza.

Se trata más que de un encuentro de generaciones literarias, de una introspección, un insight  en la que la inutilidad de la poesía pareciera ser la perspectiva de un mundo fallido. No se trata de un paisaje definitivo sino en formación, una configuración en la que se pueden alumbrar diferentes matices: Rigor estético, innovación, tensión entre la pureza y la crudeza de un lenguaje valiente, sin ser confrontativo ni pusilánime; que forcejea entre la ruptura y la comodidad de lo establecido; interesado en encontrarse en su situación propia sin imitar patrones foráneos. Respetuoso de las glorias de la vanguardia literaria, pero que conspira sin descaro, con la convicción de que su sentido de orfandad y dispersión, su sentido de pertenencia a una nación tan pequeña como su propia habitación, es su principal herramienta, su rasgo distintivo. Sin afanes de inmortalidad comunica su íntima y absurda cotidianidad personal para construir simbólicamente su propio entorno urbano, de ahí la intención prosaica y la inclinación persistente en novelar la ciudad, en donde no existen ni malditismos, ni profetas, ni poetas, ni poesía.

jueves, 20 de septiembre de 2012

LA INTERNACIONAL SITUACIONISTA Y LAS IMÁGENES DE LA NUEVA BABILONIA DE CONSTANT


Encuentro de la Internacional Situacionista en Italia (1957) Guy Debord al centro.


A continuacion se hace un un recorrido por lo que fue La Internacional Situacionista y, en su vertiente más arquitectónica, el trabajo de Constant y su proyecto New Babylon.

La Internacional Situacionista (IS) era una organización de artistas e intelectuales revolucionarios, fundada en el año 1957 a raíz de un encuentro entre diversos movimientos, que tuvo lugar en Cosio d’Arroscia (Italia). Entre sus fundadores se encontraban grupos como la Internacional Letrista, el Movimiento Internacional por un Bauhaus Imaginista (movimiento que surge en oposición a la doctrina funcionalista representada por la nueva Bauhaus de Ulm, dirigida por Max Bill.


Con el se pretende retomar el carácter experimental y pluridisciplinar de la antigua Bauhaus y hacer de la industria un medio y no una finalidad en sí misma. Al abrigo de este movimiento) y la Asociación Psicogeográfica de Londres. Sus ideas y filosofía abarcan diversos campos que van más allá de la arquitectura: desde un activismo antiglobalización hasta tácticas de arte de guerrilla, su influencia aún permanece visible en nuestra cultura contemporánea. Su propósito es actualizar el marxismo a partir de una nueva dinámica, que incluye la crítica y la burla, e interviene en todos los aspectos de la actividad humana (sociología, urbanismo, arte, literatura, política).


Lo que acerca de forma importante este movimiento situacionista a la arquitectura actual, son varios conceptos intelectuales y artísticos que ahora resurgen dentro de nuestro lenguaje arquitectónico y de los que hablamos cada vez con mayor frecuencia. Términos como urbanismo unitario o sociedad del espectáculo forman parte de nuestro imaginario arquitectónico contemporáneo. Por ello, Constant tuvo un papel fundamental con el proyecto New Babylon, una ciudad nómada fuertemente influida por las culturas gitanas, estructurada sobre diversas plataformas móviles.


El manifiesto situacionista incluye frases como:


“Situación construida: Momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos.
Situacionista: Todo lo relacionado con la teoría o la actividad práctica de la construcción de situaciones. El que se dedica a construir situaciones. Miembro de la Internacional Situacionista.
Situacionismo: Vocablo carente de sentido, forjado abusivamente por derivación de la raíz anterior. No hay situacionismo, lo que significaría una doctrina de interpretación de los hechos existentes. La noción de situacionismo ha sido concebida evidentemente por los antisituacionistas.” (Publicado en el número 1 de “Internationale Situationniste”, 1 de junio de 1958).


En 1956, el artista Constant Nieuwenhuys (conocido simplemente como Constant) comenzó a trabajar en una visionaria propuesta arquitectónica para la sociedad del futuro, proyecto al que dedicó más de 20 años de su carrera. Constant abandonó la pintura en 1953 y desde entonces se dedicó a estudiar temas constructivos, urbanos y utópicos. Durante estos años se convirtió en socio fundador de los Situacionistas. Es en esta época cuando realiza el proyecto antes mencionado, uno de los principales trabajos de arquitectura crítica y utópica de todos los tiempos -New Babylon: City for Another Life, llamado en aquellos años “la ciudad situacionista” debido a la polémica provocación que logró con su diseño.


New Babylon, escribió Constant, no se detiene en ninguna parte (porque la tierra es redonda); no conoce fronteras (porque ya no hay economías nacionales), ni colectividades (porque la humanidad es fluctuante). Cualquier lugar es accesible a cada uno y a todos. Todo el planeta se convierte en la casa de los habitantes de la tierra. Cada cual cambia de lugar cuando lo desea. La vida es un viaje sin fin a través de un mundo que se transforma con tanta rapidez que cada vez parece diferente.”



En el proyecto New Babylon se sientan los supuestos de un futuro nómada en un mundo sin fronteras. Una serie de maquetas sirvieron para expresar el espíritu de “the new babylon” un pueblo de nómadas a escala planetaria, donde bajo un gigantesco y único techo se construye colectivamente una residencia temporal formada por elementos desplazables, la cual se encontraría en constante remodelación. Estos elementos desplazables se encontraban superpuestos sobre las ciudades existentes a modo de gran détournement, práctica que la IS toma de su predecesora, la Internacional Letrista, y que consiste en reciclar/desviar/manipular elementos anteriores para una creación o significación nueva. Prácticas que hoy en día nos parecen bastante obvias, guiados por la filosofía del reciclaje y reutilización, pero que en aquellos años fueron lo suficientemente innovadoras como para sentar las bases de diversos parámetros modernos relacionados con la sostenibilidad.


“El estudio de las leyes precisas y de los efectos exactos del medio geográfico, construido o no construido [para crear situaciones], en función de su influencia directa sobre el comportamiento afectivo de los individuos” Guy Debord.


En 1962 se organiza una de las primeras y numerosas escisiones, por iniciativa de siete miembros disidentes (conocidos como los Seven Rebels: Nash, Fazakerley, Thorsen, De Jong, Elde’s Studio, Strid y Hans Peter Zimmer) la llamada Segunda Internacional Situacionista, que sin embargo no prosperará. Comúnmente se considera a la IS una de las principales impulsoras ideológicas de los acontecimientos sociales acaecidos en Francia en mayo de 1968. En 1972 la Internacional Situacionista se autodisuelve, pasando algunos de sus miembros a fundar en 1974 la llamada Antinacional Situacionista, de vida efímera.

Constant en su estudio, 1967


Boceto de un laberinto móvil, 1968





Grupo de sectores, 1959
Soporte de un sector, 1960

Interior de New Babylon, 1960

Gran sector amarillo, 1967

Combinación de sectores, 1971

Guy Debord redactó la obra más importante del movimiento:
La Sociedad del Espectáculo, años mas tarde realiza una película basada en este texto.



Todo empezó en París con un grupo de artistas denominados Letristas, fundado por el neodadaísta Isidore Isou, y que proponía sustituir la cortesía por el ruido y la palabra por la letra. Influido por este movimiento, Guy Debord, un prototipo de personaje maldito de formación heterodoxa y autodidacta, que había nacido en París, en 1931, fundó la Internacional Letrista, una revista que presentaba otra alternativa al surrealismo. Pero no fue hasta 1957 cuando se fusionó con una nueva revista, la Internacional Situacionista (IS). Junto a Debord, los principales situacionistas fueron Isou, Michelle Bernstein, Gil Wolman Asger Jorn y Raoul Veneigem. En la Internacional Situacionista, Debord pudo por fin presentar su propuesta teórica, incluyendo en ésta a pensadores como Hegel, Marx, Lucaks, Feuerbach, Marat y Fourier.

La teoría situacionista tomó como principio el concepto alienante del Espectáculo. Enfocando la alienación del trabajador, manifestó que ésta ya no tenía que ver con la explotación laboral sino que había conquistado al ocio que, aparentemente liberado de la producción industrial, tiene como objetivo expropiar el tiempo total de la vida. Los escritos de la IS asestaron un golpe ideológico a la cultura relativamente autosatisfecha y dependiente de la industria del entretenimiento. Debord dio el diagnóstico final, una nueva pobreza en el corazón de la abundancia, una pobreza que la proliferación de mercancías conserva, envuelve y disimula, pero no resuelve. Estos escritos dieron origen a La Sociedad del Espectáculo, publicado en 1967, que se compone de aforismos, sentencias breves y dogmáticas. Meses después de su aparición estalló el movimiento de mayo de 1968, en el que estudiantes y trabajadores reclamaron el derecho a controlar sus vidas.

Era el homo ludens en contra del homo faber. Así el situacionismo conoció su auténtica primavera. El Manifiesto Situacionista proponía los principios y el porqué del situacionismo. Estaba en contra del Espectáculo, del arte antiguo, del arte conservador, del fragmentario y del unilateral. Daba énfasis a los momentos vivenciales, a la producción colectiva y al anonimato (en el momento en que te conocieran eras parte del Espectáculo). Quería un arte con diálogo, en el que todos participaran e interactuaran. Se debían diseñar y crear situaciones relevantes para toda la sociedad. Por medio de ellas se suscitaba una reacción en cadena, se liberaba la vida diaria, se creaban pasiones y se generaba una revolución en el comportamiento para darle otro significado a la cultura. Fue una vanguardia artística, pero también un nuevo modo de vida. El arte no debía ser bello, contemplativo o duradero, simplemente debía provocar un impacto y olvidar cualquier pretensión de que la obra llegara a algún museo. El verdadero arte estaba en la vida, en la manera de transformar el mundo, liberar las pasiones, transgredir, convertir los momentos efímeros. El Situacionismo es una actividad cultural desde el punto de vista de la totalidad, como un método de construcción experimental del ser humano.

La búsqueda de situaciones era el fondo de todo. Irrumpieron en Cannes durante el festival de cine, promovieron la toma de la Unesco e intentaron incendiar el museo Louvre; crearon antilibros encuadernados en papel de lija; cambiaron las señales de tráfico; algunas acciones:

En una ocasión, se infiltraron por la sacristía en la catedral Notre Dame de Paris, y uno de ellos ofició una misa a la gente presente, al final de su presentación, declaró que dios estaba muerto.

En otra acción de détournement, a la deriva, uno de sus integrantes viajó por semanas en Alemania consultando un mapa de Londres.

Otro de sus miembros vendía sus pinturas en lienzo por metro. En equipo diseñaron unas máquinas que permitía al público realizar cientos de pinturas en solo unas horas.


Alteraron el sentido de los mensajes gubernamentales; complementaron frases en carteles publicitarios; llamaban a conferencias falsas; alteraban el orden en los campus universitarios; pintaban las calles y colocaban estampas con frases situacionistas en cualquier lugar. Por esas acciones y otras fueron considerados como anarquistas, irreverentes, críticos furiosos, tanto del capitalismo como del socialismo, revoltosos, depravados y radicales. La meta de los situacionistas era utilizar la fuerza de manifestaciones culturales conocidas para transmitir mensajes y para despertar la reflexión, la sorpresa, el humor, el deseo de participar y el escándalo. Debord planteaba que la cultura es un sistema que puede ser alterado conscientemente si se entiende de manera profunda. El fin de la IS llegó en 1968. El movimiento se desbordó. Debord intentó dictar nuevas leyes, aunque quiso ir más allá, fue la acción verdadera lo que hizo de los situacionistas el movimiento de ruptura histórica más grande; los estudiantes de México, de Praga, de Alemania, siguieron a este pensador. La utopía de crear una nueva sociedad quedó en el fracaso, pero no las ideas. El arte contemporáneo, el street art, las críticas postmodernistas y los estudios culturales, han retomado las palabras de Debord; no pensar en la obra de arte o en su belleza, pero sí pensar en el acto, “la victoria –dijo– será para aquellos que sepan crear un desorden sin desearlo”.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

DIANA BELLESSI EN LOS 20 AÑOS DEL FESTIVAL DE POESIA DE ROSARIO 2O12

Diana Bellessi
El Festival Internacional de Poesía de Rosario cumple 20 años en esta edición. Entre el 20 y el 22 de septiembre llegarán a la ciudad, además de los nacionales, poetas de Argelia, Colombia, Chile, España, Gales Haití, Honduras (Karen Valladares), México, Uruguay. Además de las lecturas y charlas en los centros culturales Parque de España (Sarmiento y el río) y Bernardino Rivadavia (San Martín y San Luis), el encuentro incluirá recitales de música, teatro, performances, y se desparramará por la ciudad: en los centros municipales de distrito (CMD), bibliotecas, bares, librerías, incluso habrá una jornada en Santa Fe con poetas del extranjero, de Entre Ríos y de la provincia.
 
 

Como viene haciéndolo estos últimos años, en el marco del Festival se presentará un libro publicad por la Editorial Municipal de Rosario y la de la Universidad Nacional del Litoral con la obra reunida de la poeta homenajeada este año, Beatriz Vallejos (Santa Fe, 1922-Rosario, 2007). También se presentará un libro del poeta rosarino Rubén Sevlever, muerto en 2010, y un libro que reúne poemas de todos los poetas rosarinos invitados a lo largo de estos 20 años, la mayoría de ellos, unos 150 escritores, a su vez leerán ese texto en una maratón que se realizará el sábado 22 a partir de las 10 en la Plaza Montenegro, frente al Bernardino, sede histórica del encuentro. 
 
  
Entre las invitadas nacionales de esta vigésima edición está la poeta Diana Bellessi, acaso una de las voces más importantes de la poesía argentina contemporánea. Nacida en Zavalla en 1946, Bellessi construyó su obra con sus libros de poemas pero también con viajes, como el que hizo entre 1969 y 1975, en el que recorrió a pie el continente: También coordinó talleres de escritura en las cárceles de Buenos Aires. Sus libros de 1981 a 2009 están reunidos en Tener lo que se tiene (más de mil páginas de poesía reunida, publicado por Adriana Hidalgo). El año pasado se publicaron sus ensayos (La pequeña voz del mundo) y este año la editorial Municipal de Rosario publicó su crónica Zavalla, con Z. Obtuvo la beca Guggenheim (1993), la de la Fundación Antorchas (1996), entre otras distinciones que incluyen la declaración Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (2010) y el Premio Nacional de Poesía (2011).
 
 
Diana Bellessi escribe desde Buenos Aires, donde reside, y responde unas breves preguntas que le hicimos.
 
 —¿Cómo evaluás tu paso por el Festival en ese tiempo?
 
—Es la cuarta vez que me invitan al Festival de Poesía de Rosario, el más importante del país, y siempre he tenido por él gran valoración y cariño. Ver las salas repletas de gente escuchando leer a los poetas en vivo, o escuchando sus charlas y reportajes, interviniendo en ellos, produce emoción y tensión; emoción por reconocer a la poesía como un género mucho más popular de lo que habitualmente se le concede, y tensión que acompaña el estar atenta a lo que oigo de poetas muy conocidos y de otros, muy jóvenes, a los que descubro con asombro por primera vez. Un lugar donde se disfruta y se aprende, donde se discuten temas generales y específicos, tanto con el micrófono en la mano como en los pasillos y bares de la ciudad que se imantan con argentinos, latinoamericanos y de cualquier otro lugar del mundo. Para ver a los amigos y hacerse de otros nuevos, para encontrarse de manera espontánea y dulce con la opinión de los lectores. Ojalá llegue a los cien años el Festival de Poesía de Rosario…
 
 
—En La pequeña voz del mundo señalás la inquietud que aún te producen los poetas de los 90 ¿Qué cambios notás en la poesía de estos años?
 
 
—Nunca me produjo inquietud la poesía de los noventa, o sí, si llamamos inquietud al asombro y al interés que me suscitó. Bravura es la palabra, así salió a la calle en el formato de las pequeñas ediciones de poesía y luego en internet, atolondradamente como diría Cucurto, y repensando la tradición. Esto ha sido importantísimo para la buena salud del género y ha dado grandes poetas, empujando el trabajo de varias generaciones. Celebro, además, la limpieza lírica que produjo. ¿Y qué quiero decir con esto? Quiero decir que la sucia calle entró en ella, que lo que habitualmente no se escribe entró en ella, haciéndola la voz del desprolijo mundo por fin, donde la intimidad del yo que la enuncia no puede engolarse, y no es una, son muchas voces hablando, en un susurro o en un carajo que se tejen entre sí intermitentemente, como lo hace la voz humana, llena de odio y de amor al mismo tiempo.
 
 —A propósito de tu título de ciudadana ilustre de Buenos Aires, ¿cómo vinculás esas cosas tan públicas con la labor tan íntima, delicada, de tu poesía?
 
  
—Si tengo presente las cosas públicas, las tomo mal; hacen ruido y no me dejan escribir ni leer tranquila. Pero la mayor parte del tiempo no las tengo presentes, y me voy durante meses a mi islita del delta del Paraná, que me cura de todo mientras hablo sólo con mi amigo el Tata, o con mi perra, o con los yuyos y pajaritos. Le digo no a muchas cosas, por suerte, y en el vacío de la mente estalla aquello que para mí es importante, con una caricia o un rebencazo. Me siento agradecida, sin embargo, por el cariño de la gente, y una lectura en San Nicolás o en Tucumán, por ejemplo, valen más para mí que las invitaciones internacionales a las que, muchas veces, les digo no. 
 
—¿Cómo elaborás ese vínculo entre experiencia y escritura en tu obra?
 
 
—Sólo escribo de lo que toco, aunque lo que toque, a veces, sean las líneas de un libro que he estado leyendo, o un pensamiento propio o ajeno. De aquello que te suscita escribís, y eso sólo es posible viviendo, agarrándote de las aguas fuertes de la vida, o de lo que escuchás de ella, tan sordos como somos.

 
—¿Cómo entra en tu trabajo la relación con las grandes distancias de los viajes –tan presentes en tu vida y en tu poesía– y el pueblo natal, al que nunca renunciás?

  
—¿Te acordás de aquella frase tan citada, que la propia infancia es la patria para cada uno de nosotros? Bueno, así...
 
 
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Diana Bellessi nació en Zavalla, Santa Fe en 1946.

Estudió la carrera de filosofía en la Universidad Nacional del Litoral. A finales de los años sesenta recorrió a pie toda América, a lo largo de más de seis años. En 1972 publica en Ecuador su primer libro de poemas, Destino y propagaciones. En 1975 regresará a Buenos Aires, en donde sobrevivirá con pequeños trabajos para aprovechar el inglés aprendido a lo largo de su viaje por América del Norte y redactando pequeñas notas de prensa. En 1981 conseguirá publicar, ya en Argentina Crucero ecuatorial.

Desde muy joven se identificó con las tesis feministas, aunque literariamente siempre ha negado la existencia de una poesía femenina específica. Formó parte de la redacción de la revista Feminaria desde su fundación. Perteneció también a la redacción de Diario de Poesía hasta 1991 y fue una de las fundadoras de la cooperativa editorial Nusud.

Durante dos años trabajó en talleres de escritura en las cárceles de su ciudad de residencia (Buenos Aires). Ha traducido a varios poetas. En 1993 consiguió la beca Guggenheim en poesía, y en 1996 la Beca Trayectoria en las Artes de la Fundación Antorchas.

Reside en la ciudad de Buenos Aires, trabajando en formación y supervisión literaria.A finales de marzo de 2008 participó en el Cuarto Festival Internacional de Esmirna (Turquía), dedicado a Latinoamérica, junto a varios otros poetas latinoamericanos.



lunes, 17 de septiembre de 2012

UNA MUESTRA DEL RENACER ARTISTICO EN HONDURAS: ARTEAMeRICA

 
 
La revista electrónica destinada a divulgar las artes visuales de América Latina y el Caribe propone en su número 28 seis textos que abordan diferentes aspectos del arte contemporáneo hondureño
En este, su número 28, Arteamérica dedica el Dossier al Arte y la Cultura hondureños, como parte del conjunto de monográficos que la revista ha venido presentando sobre los países de la región. Pese a la convulsa historia sociopolítica que durante décadas ha caracterizado la realidad de este país centroamericano, destaca un interés por la cultura en diversas generaciones de artistas, investigadores y promotores que buscan colocar a Honduras como un espacio singular de creación en el mapa cultural de la región.
De este tenor, el dossier propone seis textos que dilucidan diferentes aspectos del arte contemporáneo, desde visiones críticas y revisionistas emitidas ya por críticos (Ramón Caballero, Karenia Cintra, Denisse Rondón, Gustavo Larach o Gabriel Galeano) o por artistas hondureños como Adán Vallecillo quien asumió, además, la labor de coordinación del dossier.
A este grupo selecto de trabajos en los que se dirimen los límites y propuestas de una pléyade de artistas hondureños del último decenio, se suma el análisis de Léster Rodríguez, artista y profesor hondureño, quien nos comenta sobre la plataforma educativa en que ha devenido la Escuela Experimental de Arte de Tegucigalpa E.A.T, y el proyecto de exposición Nómada 02, del que es coordinador.

En las secciones:
Colección Casa propone un acercamiento a la gráfica de Honduras desde la obra de varios representantes de los años 80 del siglo XX.
Memorias rescata, como en números anteriores, el Encuentro de Plástica latinoamericana y del Caribe. En esta ocasión, a su cuarta y última edición, convocado por Casa de las Américas, durante los días 21 y el 25 de mayo de 1979, en los predios de la institución, donde se desarrolló también la Exposición de Plástica Latinoamericana y Caribeña, inaugurada el 25 de mayo, con 170 obras de ochenta artistas.
Desde su primera edición, en 1972, este evento persiguió la creación de nuevos valores para un arte que fuera patrimonio de la región y, a la vez, expresión íntima de nuestra América. Espíritu que mantuvo en las siguientes citas de 1973 y 1976, con la participación de un grupo selecto de artistas, críticos e investigadores de la región.
 DOSSIER

Emergencias y revisiones
Ramón Caballero
 
De honduras y senderos posibles
Karenia Cintra
Aproximaciones sociológicas al arte actual en Honduras
Adán Vallecillo
 
Notas para un nuevo mapa. Recapitulaciones, sobre el arte hondureño contemporáneo
Denisse Rondón
Las manifestaciones artísticas en el contexto de las lucha contra el golpe de Estado
Gabriel Galeano

La tercera Bienal de Honduras: un estudio socio-histórico
Gustavo Larach
 
DEBATES:
Nómada 02. Prácticas emergentes desde la crisis
Léster Rodríguez