martes, 15 de febrero de 2011

Inés Fernández Ordóñez, catedrática de la UAM, se convierte en la primera filóloga que ingresa en la RAE



Inés Fernández Ordoñez


En un acto presidido por el recientemente elegido presidente de la RAE, José Manuel Blecua, y al cual asistió el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, la catedrática de Lengua Española de ésta universidad, Inés Fernández Ordoñez, leyó su discurso de entrada en la Real Academia, titulado “La lengua de Castilla y la formación del Español”.

El discurso de Inés Fernández Ordóñez fue respondido por José Antonio Pascual quien, junto a los también académicos Margarita Salas y Álvaro Pombo, la propuso para ocupar el sillón ‘P’ de la Academia en diciembre de 2008 tras el fallecimiento en enero de ese mismo año del poeta Ángel González. De ahí que al inicio de su discurso, Fernández Ordóñez tuviera un recuerdo para él: “Vengo a ocupar el sillón, que no el lugar, de un poeta extraordinario, muy admirado y querido dentro y fuera de esta casa (…) Recurriendo a sus versos diré que “uno tiene conciencia/ de la inutilidad de todas las palabras”, comentó la nueva académica antes de glosar brevemente la figura de su predecesor.

Catedrática de Lengua Española y filóloga de carrera, Inés Fernández Ordoñez, se convirtió ayer, a sus 49 años, en la integrante más joven de la RAE. Especialista en dialectología rural, es discípula de Diego Catalán (a quien citó en varias ocasiones a lo largo de su discurso) y ha recorrido gran parte de España para ordenar el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER), un proyecto del que es directora. Precisamente este programa, que pone a disposición de cualquier usuario grabaciones en formato audio como muestra de las diversas formas de hablar en la Península Ibérica, fue su aval para ser elegida académica teniendo bastante peso asimismo en su discurso de ingreso en la institución donde cuestionó el “castellanismo ideológico” de Ramón Menéndez Pidal a quien, no obstante, reconoció como padre de la moderna filología.

Inés Fernández Ordoñez, cuestionó, sin embargo, la teoría de Pidal de que el castellano se extendió de la mano de la Reconquista desde el norte hasta el sur de la Península y, tras la anexión política la de los reinos de León, Navarra y Aragón. Para la catedrática de la UAM: “Esta reconstrucción, generalmente aceptada y repetida hasta la saciedad, entraña ciertos problemas que Menéndez Pidal no pudo siquiera vislumbrar en la época que le tocó vivir”. Para superar este discurso, Fernández Ordóñez abogó por complementar esa fundamentación de la historia de las lenguas, típicamente novecentista, con nuevos elementos ya que según expuso: “tanto o más deberían contar los aspectos gramaticales o léxicos” frente a quienes mantienen una metodología historicista o política. La filóloga precisó que “el obstáculo principal para aceptar esa reconstrucción no solo es metodológico, sino ante todo empírico: las áreas lingüísticas –fonéticas, gramaticales y léxicas–de la zona central que hoy conocemos a diversas fuentes, y que Menéndez Pidal nunca llegó a conocer, muestran una realidad mucho más compleja, que solo en contadas ocasiones se ajusta a la “cuña castellana” y a la supuesta castellanización del centro y del sur peninsular”.

En su exposición de los patrones geo-lingüísticos del castellano, Inés Fernández Ordóñez presentó una importante variedad de mapas, producto de sus estudios en este campo al frente del COSER, de los que se sirvió para defender su propuesta de avanzar hacia un nuevo modelo hermenéutico de la historia de la lengua.

El también lingüista, José Antonio Pascual respondió al discurso pronunciado por la nueva académica, la primera filóloga que acoge la RAE, glosando sus méritos profesionales y académicos: “No parece necesario poner de relieve la importancia que tienen la lingüística y la filología. Ambas disciplinas las cultiva de una manera relevante doña Inés Fernández-Ordóñez” dijo Juan Antonio Pascual quien a la hora de destacar las principales aportaciones de la catedrática de la UAM al campo de la filología, destacó “revisión de las hipótesis tradicionales respecto al leísmo, laísmo y loísmo”.

La nueva académica además de por el ministro de Educación estuvo arropada en su ingreso en la RAE por buena parte de sus compañeros en la institución tales como Arturo Pérez Reverte, Manuel Seco, Juan Luis Cebrián o Luis María Ansón. Al acto también asistieron, entre otros, el Director General del Libro, Rogelio Blanco y el gobernador del Banco de España y tío de Inés Fernández Ordóñez, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

No es la primera vez que una persona vinculada a la Universidad Autónoma de Madrid es elegida Académica de la Lengua. Actualmente José Manuel Sánchez-Ron, catedrático de Historia de la Ciencia, y la profesora e investigadora del CBMSO, Margarita Salas, ocupan respectivamente los sillones “G” e “i” y, próximamente será Pedro Álvarez Miranda, catedrático de Filología, quien lea su discurso de ingreso en la institución donde ocupará el sillón “Q”.


Discurso de ingreso de Inés Fernández Ordóñez en la Real Academia Española, contestado por José Antonio Pascual.

La lengua de Castilla y la formación del español

De acuerdo con la reconstrucción histórica tradicional debida a don Ramón Menéndez Pidal, el fundador de la escuela filológica española, el castellano se extendió desde el norte hacia el centro y el sur de la península ibérica acompañando a la conquista medieval de las tierras de al-Andalus. La extensión del castellano, paralela a la expansión militar de Castilla, determinó la castellanización de las tierras conquistadas y, tras la anexión política, la de los reinos de León, Navarra y Aragón. Pero estas ideas deben matizarse. Por un lado, porque el protagonismo concedido a los rasgos castellanos en la constitución histórica del español se debe la visión de la historia peninsular propia de la generación del 98, a la que Menéndez Pidal pertenecía. Castilla y lo castellano se juzgaba esencia de lo hispánico y esa visión condicionó la interpretación de la historia de la lengua y de la literatura. Por otro lado, porque los datos lingüísticos obtenidos de fuentes varias y, en especial, del Atlas lingüístico de la Península Ibérica, no corroboran esa reconstrucción. Los materiales de ese Atlas, cuyas encuestas tuvieron lugar antes de la guerra civil bajo la dirección de un discípulo de Menéndez Pidal, don Tomás Navarro Tomás, estuvieron perdidos por largo tiempo.

Su reaparición desde 2001 permite contemplar un panorama ciertamente más complejo de la historia del español, tanto para la fonética como para la gramática y el léxico. Los patrones de distribución geográfica de muchas palabras tradicionales revelan que en el reino de Castilla se hablaron variedades diversas y que esas modalidades también eran empleadas en territorios jurisdiccionalmente no castellanos, como León, Navarra o Aragón. Ello pone de manifiesto los márgenes amplios, no solo castellanos, de nuestra lengua. Sin descartar el origen castellano de ciertos rasgos lingüísticos, se muestra que, para muchos otros aspectos hoy propios del español, el origen fue occidental, asturleonés, gallego o portugués. Ese sería el caso de nuestro sistema moderno de relativos, que distingue quien y que, o el del indefinido alguien.

Otros rasgos, en cambio, tuvieron su nacimiento en el oriente peninsular, bien en navarro, aragonés o catalán. Por ejemplo, los pronombres nosotros y vosotros o los tiempos compuestos se dieron mucho antes en la corona de Aragón que en Castilla. No siempre fue Castilla el foco geográfico en que se originaron los rasgos lingüísticos que caracterizan hoy al español, ni por ello puede estimarse que esté solo en Castilla la impronta definitoria de nuestra lengua. Así, por ejemplo, el laísmo castellano no se ha impuesto en el español general ni en la lengua culta, pese a contar con ejemplos muy antiguos.

Con todo ello, la constitución histórica del español no se explica simplemente por la «castellanización» de territorios ajenos a Castilla o conquistados por ella, sino por el contacto entre las variedades lingüísticas que se hablaban en el centro peninsular, contacto en el que no siempre se impusieron los rasgos lingüísticos castellanos." "El español no puede identificarse sin más con el castellano, ni siempre estuvo en Castilla el origen de los rasgos lingüísticos que hoy caracterizan a nuestra lengua. El español es un crisol de rasgos lingüísticos de dispar procedencia (asturleoneses, navarroaragoneses, gallegoportugueses, catalanes) que confluyeron sobre el territorio del centro peninsular, sin que por ello se pueda identificar solo con la lengua de Castilla.

(Esta es la idea central del discurso La lengua de Castilla y la formación del español, de  Inés Fernández Ordóñez.)


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