domingo, 15 de marzo de 2009

Los poetas del grado cero a un año de la muerte de la poesía

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Giovanni Rodríguez


Enterrar a la Poesía

En ti pondremos otra lápida de olvido.
A Yorch Martínez, in memoriam


Hagamos algo, man, dijo el poeta, y todos reímos. Lo dijo en serio, como si fuera la primera vez que nos lo dijera y como si creyera que su iniciativa de hacer algo pudiera contribuir a la causa. Si no quieren apoyarme, hoy mismo me compro una botella de Ron Plata, me pongo a riata y entierro a esa puta, dijo ahora, y esta vez no fueron sólo risas, sino carcajadas las que se desprendieron de las bocas de todos los presentes. Pero hablaba en serio. Esa noche llegó a su casa temprano, abrió la botella y se puso a beber. Ebrio, escribió el epígrafe de este cuento y al terminar, se dirigió a su habitación. Subió a la silla y se anudó el lazo en el cuello. Lo encontró su hermano a la mañana siguiente. Un día después, todos asistíamos al entierro. Su madre no quiso que llevara en sus manos su último poemario publicado; dijo que por culpa de la poesía se había suicidado. Al final, sólo lo enterramos a él. Y todav ía hoy, seguimos leyendo sus poemas.


Karen Valladares

Despedida para una boina gris

A Jorge Martínez Mejía



Resulta curioso, pero Jorge y yo cumplimos años casi el mismo día, a unas horas de diferencia quizás. Esta vez, como yo cumplía años primero, le dije que pasáramos nuestro cumpleaños juntos, aunque la verdad no somos de andar celebrando. Jorge me dijo que no podía quedarse conmigo el viernes, porque ya se había comprometido con los poetas del grado cero, con Darío, Gustavo, Nelson, y otra gente que él me mencionó pero que yo no conozco. Y yo entre enojada y curiosa le pregunté ¿Qué vas a hacer con ellos? No, pues iremos a chupar lo más seguro y quemaremos esta boina. ¿Qué boina? le dije yo. Esta boina gris que siempre traigo. Ahhh ya. Y por qué si siempre la llevás, ya es parte tuya, verdad, le dije. Sí, me dijo, por eso la quiero quemar, para comenzar otra historia, una nueva historia. Mmmm dije, bueno, cosa tuya. Púchica Negrita, me dijo, venite para San Pedro mejor, y aquí hacemos una sola celebración. No. Sabés perfectamente que no puedo. En eso me cayó otra llamada a mi celular, y le digo, espérame, ya te llamo. Era Nelson. Ajá vos ¿Qué ondas? No nada, tranquilo, y vos que pepx; no pues aquí maje que hoy le vamos a quemar la boina gris a Jorge. Que mala onda que no estás. Si de eso casualmente hablaba con Yorch… para la próxima será. Bueno, me dijo, ni modo, para la próxima será. Voy a traer a Darío, luego a Gustavo, aunque Gustavo ya está tomando, pero veremos. Luego paso por Yorch. ¿Y a donde irán? le pregunté. No sé, quizás a mi casa o a otro lado. Beberemos y fumaremos mota, ja já ja já. Maje, me dice, vos tenés que fumar mota algún día. No, le digo… bueno pues, cheque ahí nos estamos hablando. Dale, le dije me hablan cuando estén quemando esa cosa. Bueno pues yo aquí sigo, ahí nos vemos. Bye. Luego me puse a pensar que de verdad si me hubiera gustado estar ahí, aunque me hubiera tocado cuidarlos, porque entre ellos soy la unica que no toma, creo que Darío tampoco toma, no estoy segura. En fin. Pasó el tiempo, yo seguí como es mi costumbre frente a la computadora esperando a que esos cipotes me llamaran, y me puse a ver televisión, escuché algo de música, leí algunos capítulos de Rayuela de Cortazar (Nelson me lo obsequió para mi cumpleaños). Llegué hasta el capítulo 7, y quedé impresionada con ese capítulo. Cerré los ojos por un momento y pensé: púchica, algún día voy a escribir con esa agilidad. Luego leí algo de una antología de poesía de J. Borges. Y cada palabra que leía, también era impresionante. Como a las 12 de la noche me dormí, pensando en los del Grado Cero. Yo ya sabía algunas historias que ocultaba la boina gris, cuántas cosas pasó la pobre, pero como dice Yorch, muere con ella todo. A las 5 de la mañana timbra mi celular, y eran ellos, y me dicen: Negra, ya le dimos muerte a esa puta. Ya no hay más boina ¡Ya la quemaron! Sí, maje, puta sólo faltas vos aquí. Yo no me explico por que vivís en Teguz, tan feo que es Teguz. Como me decía Fabio Castillo un poeta que coordina el grupo Cardona Bulnes en Comayagua. Que pueblo más feo ese donde vivís, ja ja ja ja ja. Te voy a pasar a Jorge, me dijo Nelson, va pues, y en el fondo se escuchaba un vergueo que parecía que estuvieran más de 4 personas, como unas 20 por lo menos. Holaaaaaaaaa Negrita ¿Qué ondas? Ya quemamos esa mierda. Sí, me contó Nelson ahorita. ¿Y con quién más están? Sólo estamos Darío, Nelson y yo, porque Gustavo se puso a chupar con otra gente y ahí salió insultándonos. Entonces nos fuimos y aquí estamos en la casa de Nelson. ¿Ahí la quemaron a la puta? No, la quemamos en la montaña, tomé fotos con el celular, para que las mirés cuando vaya a Teguz o cuando vengás a San Pedro Sula. Está bien le dije. Cuando vino lo vi llegar con otra boina, una boina blanca. Puta dije, hay que quemar a esta otra.