viernes, 28 de noviembre de 2008

Hoy morí y nací hecho cien por ciento del Grado Cero de la Literatura

Ilustración: Teaoyun Choi

Ningún poeta del Grado Cero se adjudica la representación de la poesía, no es un poeta.

Ningún poeta del Grado Cero es bohemio ni suicida, ni reconoce espacio finito en esta inhóspita vulgaridad llamada vida.

Ningún poeta del Grado Cero reconoce reglas ni planes ni plataforma, ni mañana ni tarde ni noche.

Los poetas del Grado Cero aborrecen el mercado literario, las ventas de libros forzados en los colegios y universidades.

Ningún poeta del Grado Cero reconoce en la poesía la mejor manera de decir la vida. La vida se vive sin descanso para las letras.

Los poetas del Grado Cero no hacen reseñas pseudoeducativas de la literatura, no suscriben su nombre a la fama, ni a la holgura de los diarios y los premios.

No venden noticias ni niegan espacios...

Los poetas del Grado Cero conversan sin ínfula ni tufo literario.

No tenemos principio por lo tanto no tenemos fines ni final.

Somos incoherentes en nuestra vida privada y pública, no funcionamos en este sistema. No pertenecemos a este mundo.

No reconocemos a Rimbaud como poeta sino como profeta del poeta que ha de venir.

Volveremos en otra época para la que esté listo este maldito mundo de espantapájaros.

Hoy dije que algo terrible sucedería y fue cierto. También antes profeticé la muerte de este tiempo.

Nadie nos reconocerá cuando regresemos.

Jamás vivimos en este tiempo en que suscribimos este fárrago de imbecilidades y sabemos que estamos solos.

Hoy mi mujer renunció a la logia y sólo quedé yo, pero volvió y con ella éramos miles.

Siempre nos reconoceremos por nuestra falta de sentido común, esa mierda mil veces repartida entre los idiotas.

Hoy morí y nací hecho cien por ciento del Grado Cero de la Literatura.